En su discurso de victoria, el vencedor de las elecciones en Canadá, Justin Trudeau, cuenta el diálogo que mantuvo con una mujer musulmana que llevaba su pelo cubierto por un hiyab. La mujer, que llevaba a su hija pequeña, le dijo, según cuenta el futuro primer ministro, que iba a votar por él porque quería que su hija tuviera el derecho a tomar sus propias decisiones sobre su vida y a que el Gobierno protegiera sus derechos.
Trudeau prometió que tendrá un Gobierno que creerá profundamente en la diversidad de la sociedad canadiense: «Canadá fue construida por gente que vino de todos los rincones del mundo».
En una época en que la mayoría de los gobernantes europeos considera la inmigración como una amenaza o un riesgo inasumible o se niega a cumplir las obligaciones sobre acogida de refugiados que imponen los tratados internacionales, resulta alentador que un político se distancie de un discurso basado en el miedo e incluso la xenofobia.
—
Aquí su discurso completo, primero en francés y luego en inglés.