La entrevista a Mariano Rajoy en la noche del lunes en TVE ofreció un raro momento de sinceridad del presidente y otros 44 minutos de la misma historia con que lleva no menos de un año torturando a los ciudadanos. Fue cuando al principio Ana Blanco le preguntó quién era su mayor rival de entre sus tres grandes adversarios políticos (Sánchez, Rivera e Iglesias). Todos esperábamos que se refiriera al líder del PSOE, aunque sólo sea porque no se atreve a citar al líder de Ciudadanos por su nombre, por esa tendencia absurda de muchos políticos de pensar que lo que no se nombra, no existe.
Pero no. Rajoy sorprendió con un «yo mismo». La idea era que como candidato de su partido está obligado a esforzarse para explicar su mensaje y convencer a la gente de que le vote. Hasta ahí todo bien. Pero no creo que sea una exageración decir que un alto porcentaje de votantes del PP en 2011 y muchos dirigentes de su partido pensaron en ese momento algo así como: eso es lo que yo vengo diciendo desde hace tiempo y, como Rajoy no cambia en nada, vamos camino de un desastre en las elecciones.
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