La crisis de la prensa, según John Oliver

John Oliver dedica sus 20 minutos demoledores de costumbre a la crisis de la prensa en EEUU, a la pérdida de calidad de los grandes periódicos y a su reconversión en plataformas de contenidos digitales donde quien sale perdiendo a veces es el tipo de periodismo que vimos reflejado en la película ‘Spotlight’, y nunca las cosas que interesan a la gente, pero que son entretenimiento (los gatitos ahora, los deportes ahora y antes).

Tiene razón en casi todo lo que dice. Nadie como Oliver para detectar las gilipolleces con las que se intenta justificar lo injustificable, sobre todo desde gobiernos y empresas.

Hay algunos hechos que no están contados y que no se pueden obviar. Esos periódicos locales a los que se refiere son los periódicos de las grandes ciudades norteamericanas, de lugares como Chicago, Los Angeles, Detroit o Miami. Hay que recordar que hasta que salió USA Today en 1982 en EEUU no había prensa nacional como la conocemos nosotros.

Esos medios locales funcionaban en su mayoría en régimen de monopolio. Muchos no tenían un competidor de su misma estatura (y si existía era un periódico de características muy diferentes), y por tanto monopolizaban el mercado publicitario. Ganaban cantidades inmensas de dinero, lo que les permitió convertirse en lo que eran.

En realidad, su crisis empezó mucho antes de Internet. Casi todos eran propiedad de empresas familiares que años después terminaron siendo vendidos a grandes corporaciones o entraron en Bolsa para que sus dueños se embolsarán aún más dinero. Como bien ha explicado unas cuantas veces David Simon, la solución para sostener beneficios progresivamente irreales fue recortar gastos en la redacción. Evidentemente, con Internet y las nuevas tecnologías, esas empresas han visto cómo se ha acelerado esa pérdida de ingresos publicitarios. Su reacción sólo ha servido para agudizar la crisis.

Sólo hay que hacer la prueba –en EEUU, España o cualquier sitio– y ver la página web de un medio informativo. Si empiezas a ver muchas cajas con noticias de temas ligeros y curiosos, ya sabes dónde están las prioridades.

A la Asociación de Periódicos de América (NAA), es decir, la patronal, no le ha hecho mucha gracia. Su presidente ha hecho un poco el ridículo con la protesta, porque no te puedes quejar de que Oliver no haga propuestas constructivas. Es un maldito comediante, no un consultor. Con razón ha dicho el director del Washington Post que la NAA no se entera.

Oliver sí recuerda algo obvio en lo que es una propuesta dirigida a los ciudadanos: si la gente no paga por el periodismo, por el que merezca la pena, tendrá garantizado el suministro de gatos adorables y otras formas de entretenimiento, no así el de noticias. Up to you, people.

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