Donald Trump durmió mal en la noche del jueves. O no durmió nada en absoluto. Las horas de sus tuits le delatan. Entre las 3.20 de la mañana y las 5.30, tuiteó cuatro veces. Eso no es lo peor, claro. Lo peor es el motivo de los mensajes.
The times on these tweets: 3:20 a.m., 5:14 a.m., 5:19 a.m., 5:30 a.m.
Something is very wrong with this man. pic.twitter.com/u4OePmtfU0
— Josh Greenman (@joshgreenman) 30 de septiembre de 2016
Todo a cuenta de la exMiss Universo Alicia Machado a la que ridiculizó en público por su exceso de peso durante el año en que ostentó el título. Un ejemplo más, y hay unos cuantos, de su desprecio por las mujeres, o al menos de las que no alcanzan los niveles de atractivo físico que él espera de ellas. Especialmente, si forman parte de un negocio suyo, en este caso, el concurso de Miss Universo.
Clinton utilizó en el primer debate esa historia como ejemplo de la misoginia ofensiva de su rival y Trump no podía dejarlo pasar. Con alguien como él, eso no es sorprendente. En varias ocasiones, ha colocado su ego por encima de los intereses de su candidatura. Y eso le convierte en un tipo siniestro al que sólo hay que imaginar con todos los poderes de la presidencia de EEUU para empezar a pensar lo que puede pasar con él en la Casa Blanca.
Lo que llama la atención de esos tuits no es la hora, sino su referencia a una grabación de contenido sexual. Su intención es difamar a una mujer con un comentario de pasada, porque será suficiente para sus partidarios, que no necesitarán nada más.
Lo cierto es que sí hay una grabación, pero no lo que estaba pensando mucha gente cuando leyó «sex tape». Machado participó en un reality español, sí español, del que salió la típica imagen de sexo a oscuras entre sábanas que reconocerán los habituales de ‘Gran Hermano’.
La exMiss Universo ha tenido una larga carrera con decisiones profesionales discutibles, pero ese no es el tema. Trump se burló del senador McCain en las primarias por haber pasado cinco años como prisionero de guerra en Vietnam en condiciones durísimas, así que no es extraño que haga lo mismo con una mujer, una parte de la población que a Trump sólo le interesa si están buenas.
Al final, lo que está detrás de todo esto es la incapacidad de Trump de controlar su ira, un requisito básico en cualquier carrera política. No se gana siempre y hay que saber encajar los golpes y esperar el momento adecuado para responder. Uno no se queda sin dormir rumiando el ataque recibido para ponerse a tuitear de madrugada con la intención de manchar la reputación de tus rivales. Si acaso, para los que viven siempre en el lado oscuro, se espera al día siguiente para filtrar la información a un medio amigo. Para Trump, no es suficiente. Le encanta ocuparse del trabajo sucio y hay que suponer que hará lo mismo si gana las elecciones.
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Esta ha sido la respuesta de Alicia Machado. De origen venezolano, tiene la nacionalidad estadounidense y evidentemente tiene intención de votar en las elecciones. Y su caso ya ha provocado algo más importante para Clinton: un aumento en el número de personas que se registran para votar en zonas habitadas por latinos.