Cualquiera diría viendo el último anuncio de Ron Paul que se trata del típico candidato republicano solvente y tradicional. Todo lo contrario. Ya desde hace años la prensa decidió que un político conservador opuesto a las aventuras imperiales en el extranjero tras el 11-S sólo podía ser un demente.
Ya en 2008 lo trataron como a un asterisco, el toque de entretenimiento que acompaña a todas las primarias. Pero en una carrera como la actual que más parece un espectáculo circense, ¿por qué Ron Paul no iba unirse al grupo de equilibristas, tragasables y mujeres barbudas que nos han dado tantos momentos de diversión?
A la hora de establecer su propia versión de paleoconservadurismo, Paul no tiene que envidiar mucho a Gingrich, Perry y Bachmann. Patrón oro, eliminación de la Reserva Federal, sacar a EEUU de la OTAN… Paul odia las guerras de Bush y hasta quiere cargarse a la CIA, pero lo hace a través de un aislacionismo impracticable para un país del poder y las dimensiones de EEUU.
Cubir una contienda con tantos candidatos no es fácil, pero los medios de comunicación miden su grado de interés en función de los sondeos. Han ido dirigiendo su atención a todos los que durante un tiempo podían aspirar a la condición de ‘mejor candidato que no se llame Romney’. Una vez que la cobertura periodística y los ataques del resto de la manada coincidieron en destacar que la idea de Newt Gingrich como favorito era francamente mejorable, ya sólo quedaba disponible Ron Paul.
El último sondeo de Iowa –sus caucus se celebran el 3 de enero– tiene a Paul en primera posición con el 24%. Mitt Romney está segundo con el 20%. Por detrás van Gingrich, 13%, Michelle Bachmann, 11% y Rick Perry, 10%.
Iowa es un Estado pequeño, agrícola y religioso, en concreto evangélico (mal asunto para un mormón). El resultado de esa encuesta es muy bueno para Romney. Si con todo el plantel presente queda segundo con un 20%, muchos medios darán casi por terminadas las primarias antes de empezar.
Por otro lado, hace cuatro años Romney también fue segundo y con más votos, un 25%, y ni aun así ganó la candidatura.
La realidad es que Iowa es muy poco representativo (tiene un 40% de población rural) del comportamiento electoral de los norteamericanos pero como es la primera cita recibe una atención desproporcionada de los medios (aquí explican cómo empezó todo). Desde 1972 sólo tres personas han ganado la presidencia tras haber ganado los caucus de Iowa: Carter, Bush y Obama.
Desde 1988 varios de los vencedores en ambos partidos no llegaron a ser agraciados con el premio final de la candidatura. Entre esos ganadores frustrados, Gephardt y Dole en 1988, Harkin en 1992 (cuando Bill Clinton se quedó en el 2% porque ni compitió), o Huckabee en 2008.
En realidad, cualquier fracaso en Iowa puede compensarse de largo en New Hampshire. Iowa es importante si sus tendencias se ven confirmadas después en la segunda cita. En ese caso, se convierte en un uno-dos del que algunos candidatos no se recuperan. Es la forma que tienen unas largas primarias con una nutrida lista de candidatos en dejarlo todo reducido muy pronto a dos, a veces tres, aspirantes reales.
Ideológicamente, las primarias republicanas continúan en el camino trazado hace unos meses. Por más que muchos se quejen de que el partido tiene políticos de mucho más peso y entidad intelectual que el muestrario en oferta, lo cierto es que el mensaje conservador radical es el que se ha adueñado de los republicanos en el Congreso. Por más que como institución no sea muy popular –eso no es una novedad–, es la plataforma política más potente con la que cuenta el partido que no tiene la Casa Blanca.
Y en el Congreso está la nómina más amplia de titiriteros.
Una cosa de la que nadie ha hablado, ni siquiera en Iowa; el Congreso estadounidense ha dejado morir los subsidios federales al etanol – simplemente no los ha renovado. Ahora mismo, con Brasil consumiendo más etanol del que puede producir – por la enorme expansión del parque automotor con motores flexibles y una cosecha especialmente mala – no hay quejas, pero en el momento en el que el etanol de maíz (energéticamente menos eficiente que el de caña) pase a competir contra enemigos más poderosos, en Iowa lo van a pasar mal.
Fuente: http://idealab.talkingpointsmemo.com/2011/12/congress-actually-ends-taxpayer-funding-of-ethanol-subsidies.php?ref=fpnewsfeed
No me parece tan impracticable lo que predica Ron Paul. Es la típica crítica a quien tiene los huevos de querer romper con el orden establecido: que no es viable.