Todo Washington habla esta semana de un libro, ‘Fire and Fury. Inside the Trump White House’, de Michael Wolff. Durante un año, el periodista con una larga trayectoria dedicada a escribir sobre medios de comunicación, incluida una biografía de Rupert Murdoch, tuvo un amplio acceso a la Casa Blanca con el permiso de Donald Trump al que le había gustado una entrevista que le hizo Wolff antes de las elecciones. Fue un artículo amable. Al entonces candidato, al que muchos medios no tomaban en serio, le gustó especialmente la portada.
El libro ya ha tenido una consecuencia política seria: la ruptura total entre Trump y Stephen Bannon, que fue su director de campaña y consejero de estrategia en la Casa Blanca. El miércoles, se supo que Trump había dicho que su antes amado Bannon «había perdido la cabeza» tras abandonar su puesto.
Bannon salió de la Casa Blanca y volvió a ocupar su antiguo puesto de presidente de Breitbart News, la página web ultraconservadora con unos diez millones de usuarios únicos al mes que es uno de los principales puntos de apoyo mediático para Trump. La portavoz de la Casa Blanca dijo el jueves que Breitbart debería deshacerse de Bannon. Una de las accionistas de la empresa, la millonaria Rebekah Mercer, ya ha cortado relaciones con él y reafirmado su apoyo a Trump.
La fortuna de la familia Mercer era uno de los soportes con que contaba Bannon para desafiar con candidatos ultranacionalistas al establishment del Partido Republicano. Quizá los republicanos hayan conseguido acabar con una amenaza que les rondaba para las elecciones de 2018 gracias al libro de Wolff.
El libro no tiene desperdicio, sobre todo las partes en que se plantean serias dudas sobre la estabilidad mental de Trump, que tiene 71 años, y su capacidad de concentración para tomar las decisiones más simples.
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