Después de las elecciones en Rusia ganadas con facilidad por Putin, preguntaron en rueda de prensa a la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, si la Casa Blanca compartía la opinión de John McCain y otros congresistas republicanos según la cual esas elecciones habían sido un fraude. Su respuesta:
«Nos centramos en nuestras elecciones. No dictamos a otros países cómo deben funcionar (en elecciones). Lo que sabemos es que Putin ha sido elegido en su país, y eso no es algo que nosotros podemos ordenarles, cómo funcionan. Sólo podemos centrarnos en la libertad y justicia de nuestras elecciones».
Después de las elecciones venezolanas, la Casa Blanca aprobó un nuevo paquete de sanciones contra el Gobierno de Maduro y rechazó la limpieza de la convocatoria electoral. «Estados Unidos continúa comprometido con el pueblo venezolano que ha sufrido de forma inmensa bajo el régimen de Maduro. Reclamamos al régimen de Maduro que restaure la democracia, celebre elecciones libres y justas, libere a todos los presos políticos inmediata e incondicionalmente y ponga fin a la represión y las privaciones económicas que sufre el pueblo venezolano», dijo Trump en un comunicado.
«Las elecciones de Venezuela fueron un fraude, ni libres ni justas», dijo el vicepresidente Pence en otro comunicado. «El resultado ilegítimo de este proceso falso es otro golpe a la orgullosa tradición democrática de Venezuela».
Maduro se quedó muy lejos del porcentaje de votos favorables que obtuvo Sisi en las elecciones presidenciales de Egipto, que fue del 97%. Entonces, Trump llamó al general Sisi y le transmitió sus «felicitaciones más sinceras» por la victoria, según reveló el Gobierno egipcio. Trump también felicitó a Erdogan después de su triunfo en el referéndum constitucional y al presidente chino Xi tras los cambios que prorrogaron su mandato más allá de las limitaciones legales existentes hasta entonces.
Washington tiene una larga trayectoria, no iniciada por Trump, por la que las elecciones en países extranjeros se celebran o condenan no en función de la limpieza de ese proceso electoral, sino si tienen lugar con gobiernos aliados o adversarios de EEUU. En el primer caso, no se critican esos comicios o se relativizan sus condiciones. En el segundo, no es necesario contenerse en las críticas.