Ernie Pyle fue el periodista norteamericano más conocido en su país que cubrió la Segunda Guerra Mundial. Cubrió el desembarco de Normandía el día D y, como en muchas de sus crónicas, fue capaz de reflejar el punto de vista del soldado, lo que para sus lectores significaba hablar del recluta que había abandonado a su familia para luchar en Europa.
Pyle regresó a su país poco después de la liberación de París cuando había llegado al límite de sus fuerzas. No pasó mucho tiempo sin que volviera a la guerra, en esta ocasión al frente del Pacífico. En abril de 1945, una ametralladora japonesa acabó con su vida en una isla de la costa de Okinawa.
David Chrisinger escribe en el NYT sobre el impacto que la guerra causó en Pyle y en sus crónicas. Tantas vidas perdidas no podían servir para convertir la guerra en una gran victoria, por mucho que ese fuera el objetivo tan anhelado. En el Día D y en todas las batallas de todas las guerras:
«Al ver e informar de las inmensas pérdidas en la playa de Normandía y observar la capacidad destructora de la guerra en las horribles batallas que siguieron, Pyle se vio obligado a revisar la aritmética de victorias y derrotas. En el momento en que murió, diez meses más tarde y en el otro lado del mundo, la lección le había quedado más clara. Ni siquiera el fin de la guerra, ni siquiera la victoria –que en sus artículos anteriores estaba presente como el gran objetivo de la guerra–, podría traer de vuelta a los muertos o aliviar el daño sufrido por los supervivientes. Pyle había escrito sobre las batallas y la guerra de una forma que inspiraba esperanza. En el momento en que la victoria estaba al alcance, había llegado a sentir que la guerra no era una historia que podría acabar con un final feliz».
The Death of Captain Waskow. Ernie Pyle.
Artículos de Pyle en la IIGM.
Ernie Pyle Is Killed on Ie Island; Foe Fired When All Seemed Safe.
Fotos de Pyle en la Segunda Guerra Mundial.
Foto: Pyle junto a soldados norteamericanos en Okinawa el 8 de abril de 1945. National Archives, CC.