Dos imágenes ayudan a entender la decisión de Boris Johnson de poner fin a las recomendaciones, abandonar cualquier teoría sobre la inmunidad de grupo y pasar a la acción con el anuncio de tres semanas de confinamiento por la crisis del coronavirus. La primera es de la mañana del lunes en el comedor utilizado por los obreros de un proyecto de infraestructuras en Londres. Incluso si en la construcción se pueden adoptar las medidas de seguridad necesarias, cosa muy dudosa, en otros momentos es imposible.
Esta foto también es de la mañana del lunes en el Metro de Londres. La difundió un diputado laborista, que afirmó que se la había enviado un trabajador que decía que su empresa le había obligado a ir a trabajar, aunque su puesto no era esencial. El Metro siempre va abarrotado a primera hora de la mañana, así que la única forma de que no se convierta en una bomba de contagios es reducir el número de pasajeros que se ven obligados a tomarlo para ir a trabajar. No sirve de mucho aumentar las frecuencias de paso, porque ya están en el límite. En la hora punta de la mañana, no es raro que en el Metro de Londres pase un tren cada dos minutos en las líneas más utilizadas.
Las escenas de vagones llenos de gente se han repetido en la mañana de hoy, martes.