Los periodistas que están cubriendo este martes la comparecencia de Frances Haugen en el Congreso de EEUU han contado que nunca antes se había dado información tan detallada en el legislativo sobre el funcionamiento interno de Facebook y en definitiva sobre cómo la empresa ha engañado a las instituciones norteamericanas durante años. Nunca antes alguien que conoció perfectamente la red social más influyente del mundo desde dentro ha contado lo que sabe con más conocimiento y de forma pública. Como ‘whistleblower’, su testimonio documentado es la mayor revelación de secretos internos de la compañía conocida hasta ahora. Apareció hace unos días en una serie de artículos en The Wall Street Journal.
Lo que cuenta es coherente con lo que se ha escuchado a otros exempleados de Facebook en los últimos años. La diferencia es que decidió copiar decenas de miles de documentos de las investigaciones internas que realiza la empresa sobre su producto, incluidas las áreas en las que ella no trabajaba. Los textos prueban entre otras cosas que Facebook sabe que sus medidas para poner freno a mensajes de odio, extremistas o dañinos sólo tienen incidencia en un porcentaje ínfimo de ellos, entre un 3% y un 5% en cuanto a mensajes de odio y entre un 0,6% y un 1% de mensajes que incitan a la violencia.
En su declaración inicial, ha explicado cómo Facebook ha engañado a los representantes públicos siempre que ha explicado las características de sus funcionalidades, porque siempre ha puesto los beneficios económicos por encima de cualquier otra consideración, como el respeto a la privacidad y los derechos de los menores. Evidentemente, en sus declaraciones públicas la empresa nunca ha reconocido algo así.
«Facebook quiere que crean que los problemas de los que estamos hablando no se pueden solucionar. Quieren que crean en alternativas que son falsas. Quieren que crean que deben elegir entre tener un Facebook lleno de contenido extremista y polarizador o perder uno de los valores más importantes sobre el que se fundó nuestro país: la libertad de expresión. Que deben elegir entre el control público de las decisiones de Facebook y su privacidad personal. Que, para poder compartir fotos divertidas de sus hijos con los amigos, deben también ser inundados con contenido viral motivado por la ira. Quieren que crean que todo esto es parte del trato. Estoy aquí hoy para decirles que no es cierto. Estos problemas se pueden solucionar. Unos medios sociales más seguros, respetuosos de la libertad de expresión y más satisfactorios son posibles».
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— CSPAN (@cspan) October 5, 2021
Haugen, de 37 años, ha dicho que los congresistas deben exigir más transparencia sobre sus algoritmos y sus métricas internas para comprender cómo funcionan y por tanto para saber cómo deben ser regulados. «No podemos aceptar nada que no sea una transparencia completa. Mientras Facebook opere en la sombra y oculte al escrutinio público sus investigaciones, no responderé ante nadie de lo que hace».
Ha explicado el peligro que supone el «engagement-based ranking», la forma en que Facebook ordena y prioriza el contenido que distribuye a sus usuarios. Los algoritmos dan prioridad a unos contenidos sobre otros en función del número de comentarios, likes o reenvíos que generan, además de las interacciones realizadas por el propio usuario. Eso hace que se dé más relevancia –y que se hagan más virales– contenidos que apuestan por la confrontación y los ataques más agresivos. Haugen ha dicho que ese sistema y la forma en que se aplica han provocado «violencia étnica» en lugares como Etiopía. Facebook parece diseñada para que triunfen las campañas de desinformación con independencia de su origen.
En relación a su decisión de filtrar los documentos internos a The Wall Street Journal, Haugen ha explicado que lo hizo porque prueban que la compañía «ha engañado deliberadamente a la opinión pública sobre la seguridad de los menores, la precisión de los sistemas de inteligencia artificial y la difusión de mensajes extremistas».
Haugen dio este lunes una entrevista al programa ’60 Minutes’. El periodista le pregunta sobre la influencia de Instagram en las jóvenes adolescentes, un asunto del que hablado también en el Congreso. Las investigaciones internas de Facebook, ha contado, demuestran que Instagram puede dañar la salud mental de las chicas al aumentar el malestar por su cuerpo frente a las imágenes que ven en esa red social y las recomendaciones que reciben que les llevan a cuentas que alientan a perder peso de forma extrema.
Un senador ha leído en la Cámara un mensaje que le ha enviado una persona de su circunscripción: «Estoy ahora llorando al ver su diálogo con Frances Haugen. Mi hija de 15 años amaba su cuerpo cuando tenía 14. Estaba en Instagram constantemente, quizá posteando demasiado. De repente, empezó a odiar su cuerpo, pasó a tener dismorfia corporal, luego anorexia, y sufrió muchos, muchos problemas antes de que encontráramos tratamiento para ella. Me temo que nunca volverá a ser la misma».