¿Cuál es el objetivo militar en destruir un hospital y sus ambulancias? Ninguno. El objetivo político es claro. El castigo colectivo y el mensaje de que Israel no quiere que sea posible volver a vivir en ese lugar. La imagen es del hospital Al Quds en Gaza. Fue evacuado a mediados de noviembre al quedarse sin energía o combustible, con lo que era imposible que pudiera prestar ningún servicio.
Durante 39 días, el centro, gestionado por la Media Luna Roja palestina, fue rodeado por tanques israelíes. Recibió mensajes de los militares para ordenarles que lo abandonaran. 14.000 personas se habían refugiado en sus inmediaciones. Los intentos de Cruz Roja por llevarles ayuda fueron frustrados por los bombardeos. Al final, los responsables del hospital se vieron obligados a tirar la toalla.
El aspecto exterior de los edificios no deja dudas sobre lo que hicieron los militares israelíes antes y después de su evacuación. No es que no pueda estar operativo. Sólo es un conjunto de edificios inviables para cualquier tipo de función sanitaria.
El interior del hospital revela otro tipo de destrucción. El ensañamiento con todas sus instalaciones. Habitaciones de enfermos, salas de espera y trabajo, quirófanos, equipamiento médico. Todo arrasado. Se ve en este vídeo de Associated Press con imágenes grabadas en los últimos días del año.
La infraestructura civil de Gaza ha quedado arrasada. Un artículo en The Wall Street Journal hace recuento de los daños masivos:
«A mediados de diciembre, Israel había lanzado 29.000 bombas, municiones y proyectiles sobre la franja. Cerca del 70% de las 439.000 viviendas de Gaza y la mitad de sus edificios han quedado dañados o destruidos. Los bombardeos han dañado iglesias bizantinas y antiguas mezquitas, fábricas y edificios de apartamentos, centros comerciales y hoteles de lujo, cines y escuelas. Buena parte de la infraestructura de electricidad, agua y sanidad que permiten funcionar a Gaza están fuera de cualquier posibilidad de reparación. La mayoría de los 36 hospitales y clínicas están cerrados, y sólo ocho aceptan pacientes. Árboles frutales, olivos e invernaderos han sido arrasados. Más de dos tercios de sus escuelas están dañadas».
El artículo recuerda que este nivel de destrucción es comparable al de los bombardeos aliados de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. «La palabra ‘Gaza’ quedará en la historia junto a los nombres de Dresde y otras ciudades conocidas que han sido bombardeadas», dice Robert Pape, profesor de la Universidad de Chicago y experto en la valoración de daños de los bombardeos aéreos en la historia. Es una de las mayores campañas de castigo de la historia.
Hasta el 31 de diciembre, 21.822 palestinos han muerto en la guerra israelí contra Gaza. 56.451 han resultado heridos. La suma de muertos y heridos es cercana al 4% de la población. En un país de la población de España, ese porcentaje llevaría a una cifra de bajas de 1.880.000 entre muertos y heridos.
Se calcula que el 85% de los ciudadanos de Gaza ha tenido que abandonar sus casas. La mayoría no tiene un lugar al que regresar. Los pocos periodistas que han acompañado a las unidades militares israelíes en su avance han coincidido en afirmar que el norte de Gaza, donde vivía un millón de personas, es un lugar prácticamente inhabitable.
Un 77% de las instalaciones sanitarias está destruida o dañada, según un estudio del Banco Mundial. El 72% de servicios municipales como parques, tribunales o bibliotecas. El 68% de la infraestructura de telecomunicaciones. El 76% de las zonas comerciales. La zona industrial del norte está completamente destruida. Más de la mitad de las carreteras están destruidas o dañadas.
El dato de 29.000 bombas y proyectiles proviene de un análisis de la Dirección Nacional de Inteligencia de EEUU para un periodo de tiempo de dos meses. Los militares norteamericanos utilizaron 3.678 sobre Irak entre 2004 y 2010, según datos oficiales.
El artículo 18 de la Cuarta Convención de Ginebra establece que «se ofrecerá protección a los hospitales civiles y a su personal». Con el argumento de que forman parte de la estrategia militar de Hamás, el Ejército israelí los ha sitiado, atacado, impedido la llegada de ayuda humanitaria a ellos y, en varios casos como el del hospital Al Quds, los ha destruido.
A pesar de todos estos hechos, en la prensa israelí siguen apareciendo artículos titulados «El Ejército israelí es aún el más moral del mundo». Miembros del Gobierno insisten en promover acciones que sólo pueden definirse como limpieza étnica, obviamente prohibida por la Convenciones de Ginebra. Expulsar a casi todos los habitantes al Sinaí egipcio es su alternativa. El último ha sido Bezalel Smotrich, ministro de Hacienda: «Si quedan 100.000 o 200.000 árabes en Gaza, y no dos millones, todo el discurso sobre el día después (de la guerra) será diferente».
Lo llaman alentar la «inmigración voluntaria». No hay nada de voluntario en tener que huir de los combates para salvar la vida. Lo que sí es voluntario es el empeño en convertir Gaza en tierra arrasada.
No en un lugar en que Hamás no pueda seguir lanzando ataques, sino un lugar donde sea imposible vivir.