El supermartes ya no es lo que era. Menos primarias celebradas en el mismo día. Demasiados candidatos que siguen en la pelea. Un favorito vulnerable sin fuerza para imponer titulares de victoria a causa de sus nada impresionantes victorias en los estados más importantes. Como dice Rich Lowry en Fox News, «pocas veces un candidato ha parecido tan inevitable y tan débil al mismo tiempo».
En el recuento de delegados, no parece posible que nadie supere en el futuro a Romney. Él va sumando, y al final eso es de lo que se trata. Ayer se proclamó vencedor en cinco estados: Ohio, Massachusetts, Alaska, Virginia, Vermont y Idaho (Santorum en Tennessee, Oklahoma y Dakota del Norte; Gingrich en Georgia). El que cuenta es Ohio, el típico Estado que tienes que ganar como sea en noviembre si quieres ser presidente de EEUU. Y allí su victoria sobre Santorum fue mínima, escuálida (38%-37%). Unos 12.000 votos de diferencia en unas primarias en las que votaron 1.194.873 personas.
Al igual que en Michigan, se salvó del desastre por muy poco. O mejor dicho, por el muchísimo dinero que se gastó. Santorum hace campaña con una mano delante y otra detrás. Romney lo entierra con un diluvio de dólares, y ni aun así está en condiciones de obtener un triunfo incontestable.
Lo peor para Romney es la influencia de estas primarias en su reputación de cara al enfrentamiento con Obama. Necesita que la contienda republicana acabe cuanto antes y sabe que eso no es posible.
Demographically, his image among independent voters, the most critical swing group, is more negative now than it was when the primary battle began. He could be hurt among women. He is in trouble with Latinos, a growing part of the electorate that is tilting even more Democratic than it was four years ago. He is not as strong as he needs to be among working-class white voters, among whom President Obama has been consistently weak.
Otro gran día para Obama.
Las cosas del lenguaje: Ayer oí en Hora 25 de la SER que «será la noche en que se decante la balanza o por Mitt Romney que es el más moderado o por Rick Santoro, que no lo es»…
Que es cierto que uno será más moderado que el otro, por muy extremistas que pudieran ser. Pero no sé, a lo mejor, poniendo «relativamente» después de «moderado» quedaría mejor. O ya, directamente, decir «Rick Santoro que es el más radical o Mitt Romney, que no lo es tanto».
Debemos admitir que a Obama le cabe la misma frase: «pocas veces un candidato ha parecido tan inevitable y tan débil al mismo tiempo”