Shaul Mofaz ganó por una amplia diferencia a Tzipi Livni las primarias del partido Kadima, el principal de la oposición israelí. Mofaz es un lógico vencedor en la evolución de la opinión pública del país a posiciones más derechistas o nacionalistas. Este ex general, ex jefe de las Fuerzas Armadas, ex ministro de Defensa con Sharon y ex viceprimer ministro con Olmert no desentonaría demasiado en el Gobierno de Netanyahu.
Según un libro de dos periodistas israelíes, Mofaz exigió a los mandos militares en el comienzo de la segunda intifada, mayo de 2001, una cuota de 70 palestinos muertos cada día. Era la época en que dirigía a las Fuerzas Armadas.
El grupo parlamentario de Kadima, con 28 diputados, estaba dividido prácticamente a partes iguales entre ambos candidatos. La prensa sospecha que Livni no tolerará continuar en el partido bajo la dirección de su rival y cree que podría abandonar la política o encabezar una escisión. Otra opción sería unirse al nuevo movimiento de centroizquierda que prepara el periodista Yair Lapid. En Israel, los políticos siempre terminan disfrutando de una segunda vida, y algunos de una tercera o cuarta.
Las últimas encuestas sólo dan a Kadima como mucho la mitad de los escaños que consiguió en las últimas elecciones. En teoría, Mofaz debería acentuar el rol del partido como principal fuerza de la oposición. Parece más interesado en utilizar temas sociales y económicos que los conflictos de política exterior o con los palestinos para recuperar la iniciativa.
Netanyahu se encuentra en una posición muy sólida y no parece necesitar nuevos socios en el Gobierno. Pero sí necesita acercar a Mofaz a sus planes sobre Irán, entre otras cosas porque el nuevo líder de Kadima preside la influyente Comisión de Política Exterior y Defensa del Parlamento. Lo que está claro es que Netanyahu y Barak lo tendrán más fácil para llegar a acuerdos con Mofaz. Otro ex general que triunfa con los galones sólo ligeramente escondidos en la política israelí.
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Hoy en el NYT un artículo sobre cómo Netanyahu y Barak controlan todo lo relacionado con la respuesta al programa nuclear iraní con una interesante frase final de Ben Caspit, veterano columnista del diario Maariv:
Utilizando el apodo de Netanyahu, (Caspit) dice: «Bibi es un mesiánico. Cree con toda su alma y cada molécula de su ser que él, y no sabría cómo expresarlo, es el rey David. No es un cínico en absoluto. El cínico es Barak. La buena noticia es que Bibi es un cobarde. La noticia peligrosa es que tiene a Barak junto a él».
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Muy buenos articulos Iñigo
Pero ¿Cuando podremos comprar el libro en itunes?
Un saludo
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