¡Alegrad esa cara! El Financial Times titula con las palabras mágicas «revés para la austeridad». La demanda anémica perjudica a la industria alemana. Los otrora estrictos holandeses, tan alemanes como los alemanes, no sólo no pueden cumplir el objetivo sacrosanto de déficit, sino que ni siquiera tienen ya Gobierno. Sarkozy, compañero de viaje de Bismarck Merkel, hace cuentas para evitar una derrota cantada.
¿Es suficiente para respirar aliviados? Ni de lejos. Hay una cosa que está clara. Si Sarkozy tuviera garantizada la reelección, no habríamos visto esta portada.
Pero si el Gobierno alemán y sus ciudadanos se olvidaran de Lutero y de Hayek y se animaran a gastar un poco, nos vendría muy bien a todos. Lo que nos lleva otra vez al pesimismo porque es tan difícil que algo así ocurra que habrá que resignarse a muchas más portadas de aires más sombríos.
El problema es que los ciudadanos alemanes se van a dar cuenta de que esto no va bien cuando empiecen a cerrar empresas porque no tienen a quien exportar. Y entonces ellos tampoco tendran dinero para gastar