¿Quién escribe los discursos del rey y del príncipe? Es obvio que todos los gobiernos meten la cuchara en ellos y que al final la Casa Real les da la forma y el estilo más apropiados para la ocasión. En los viajes al extranjero es obligada una defensa de la economía española y de sus empresas, más ahora que nunca. Pero incluso en esta situación resulta imprescindible mantener la neutralidad política, como bien saben en el Reino Unido, el patrón oro de las monarquías. De otra manera, el rey no podría decir que lo es de todos los españoles.
El jefe de Estado sanciona todas las leyes con su firma, pero no está obligado a defenderlas en público. Esa es una función que corresponde al Gobierno. No recuerdo ahora mismo que el monarca haya elogiado la legalización del aborto o de los matrimonios gays. Y es lógico. Aunque los sondeos muestren un apoyomayoritario a esas leyes, existe una minoría significativa de la sociedad que las rechaza.
Tanto el rey como el príncipe han elogiado en sendos viajes al extranjero la política económica del Gobierno, precisamente cuando los sondeos no sólo revelan el rechazo que suscita entre los votantes de los partidos de la oposición sino que también las reticencias, como mínimo, entre algunos de los votantes del PP. “El Gobierno está también acometiendo reformas de gran calado que no tardarán en dar fruto”, dijo el rey en Brasil en un mensaje casi calcado a los que acostumbran dar Rajoy y sus ministros. De entrada, no se puede decir que los españoles compartan tal nivel de optimismo. Según el barómetro del CIS de abril de 2012, el 37,1% de la gente cree que la situación económica será peor dentro de un año, mientras que los que opinan que será mejor son el 18,7%. Un 33% dice que será igual.
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