A falta de libertad, Arabia Saudí tiene Twitter. Sería mejor que tuviera más de lo primero que de lo segundo, pero menos es nada. Menos es lo que siempre ha tenido el país. Y entre todos los tuiteros anónimos destaca Mujtahidd (con casi 700.000 seguidores), un personaje desconocido, pero que parece tener muy buena información sobre los negocios de la familia real y la corrupción tan extendida entre la élite dirigente.
En el artículo del NYT, no cuentan en detalle sobre lo que cuenta esta persona, pero he encontrado otro artículo que describe sus comentarios sobre el delicado asunto de la sucesión dentro de la monarquía saudí. El relevo se hace entre los distintos hijos del fundador de Arabia Saudí (al que suelen adjudicar 45 hijos) y la lista se está acortando por razones obvias. El rey Abdullah tiene 91 años y un amplio historial de enfermedades (lógico con su edad). Desde junio, tiene un nuevo príncipe heredero, Salman, de 76 años, uno de sus hermanos, aunque en este caso lo más correcto sería llamarlo hermanastro.
Según el artículo de Al Akhbar, Salman, que fue gobernador de Riad durante 48 años, sufre de Alzheimer. No sé si es cierto. No he visto este dato en ninguna otra fuente. Puede llamar la atención que una persona en este estado pueda hacerse cargo de las riendas del país, pero hay que recordar que el rey Fahd pasó los últimos diez años de su reinado casi incapacitado por un derrame cerebral.
Quedan varios hijos más de Ibn Saud, aunque por distintas razones no parece que tengan el poder suficiente como para suceder en el futuro a Abdullah y Salman. En algún momento, los distintos clanes que componen la familia real saudí, que tiene miles de miembros, tendrán que dar un salto generacional y pasar a los nietos del primer monarca.
Mujtahidd destaca tres nombres: el viceministro de Defensa, Khalid bin Sultan, el jefe de la Guardia Nacional Saudí, Mutaib bin Abdullah, y el viceministro de Interior, Mohammad bin Nayef. Si algo les une es que todos controlan en mayor o menor medida instituciones militares o policiales.
Por alguna razón, no hay referencias concretas en el artículo al actual ministro de Interior, Ahmed, que es también hijo de Ibn Saud (su padre lo tuvo con 66 años). Aparentemente, Ahmed se ocupó más de tareas administrativas que políticas en su época de viceministro (desde 1975 hasta 2012), pero quizá eso fue por el control absoluto del Ministerio por su titular durante todos esos años, Nayef, fallecido este año. Pero tuvo una responsabilidad especial en el control de la provincia oriental, donde están la mayoría de las explotaciones petrolíferas y donde la mayoría de sus habitantes son de confesión chií. Su capacidad para afrontar situaciones complicadas es mayor que la que han tenido los nietos de Ibn Saud.
En fin, los comentarios de Mujtahidd son sólo especulación razonada, pero resultan bastante interesantes al haber tan poca información solvente sobre los juegos de poder internos dentro de la familia real saudí.
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Foto: príncipe Ahmed, ministro de Interior.
Yo creo que en cuanto a hijos ilegítimos nuestro Juan Carlos Bourbon gana por goleada al Ibn Saud ese…
XD
Yo creo que los que tienen el mismo padre son hermanos.
No hermanos de doble vínculo o plenos, pero si hermanos agnados.
Y donde la filiacion es patrilineal, como es el caso, legalmente tienden a ser igual que los hermanos plenos.