El asesinato de Aya Baradiya provocó una fuerte conmoción en la sociedad palestina en 2011. Durante un año esta estudiante de 20 años estuvo desaparecida hasta que uno de sus tíos confesó haberla asesinado. El motivo: uno más de los «crímenes de honor» habituales en una sociedad en la que la voluntad de una joven está sujeta a las órdenes del cabeza de familia.
20.000 personas asistieron al entierro. Por una vez, la presión social surtió efecto y el presidente palestino, Mahmud Abás, eliminó por decreto las viejas leyes jordanas aún en vigor que castigaban estos crímenes con penas ridículas de tres años que prácticamente no se cumplían, y eso en el mejor de los casos. Alegar haber actuado en defensa del honor familiar permitía con frecuencia no asumir ninguna responsabilidad penal. Los tribunales partían de la base de que la principal culpable era la víctima.
Un cambio legal no va a impedir que desaparezcan por completo los asesinatos de mujeres, ni en Palestina ni en otras sociedades, ni en el medio rural ni en las ciudades. Aún menos si al final resulta que los asesinos pueden presentar como atenuante el haber actuado por una ira incontenible. Lo que ocurre ahora en Cisjordania no es muy diferente a la situación anterior. Los asesinos sólo pasan como mucho unos meses en prisión.
Y han seguido muriendo mujeres. Como Nancy Zaboun, de 27 años, apuñalada varias veces por su marido cuando salía de los tribunales de Belén donde había asistido a una vista sobre su divorcio. La separación había sido la única forma de poner fin a diez años de malos tratos. Nancy había tenido que ser hospitalizada en varias ocasiones por las heridas. Su marido nunca había sido procesado. Lo único que hacía la policía era obligarle a firmar un papel en el que se comprometía a no seguir golpeándola.
Este año 13 mujeres palestinas han sido asesinadas, pero la cifra real es probablemente mayor. Es normal que algunos de estos crímenes sean registrados como suicidios o accidentes.
Mahmud Abás tendría la posibilidad de cerrar el recurso legal que permite que los atenuantes se conviertan en la práctica en eximentes de cualquier responsabilidad. El principal consejero jurídico de Abás ha dicho que no tiene la menor intención de hacerlo.
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«Si pudiera volver atrás en el tiempo» es la canción que el grupo palestino de hip hop DAM dedicó en noviembre a los asesinatos de mujeres. [Gracias, Anxela]
¿Crímenes de honor? Empezaré a creérmelo cuando la víctima sea un político trincón o un funcionario corrupto.
Mentras eso no ocurra, tengo claro que el único que de verdad deshonra a la familia es el asesino.
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