Ya he dicho alguna vez que no hay que sacar conclusiones rápidas tras ver una sola foto. El fotógrafo Samuel Aranda lo cuenta desde otro punto de vista:
«Lo que sí creo es que nuestras instantáneas pueden ser utilizadas para crear imágenes. Me explico. Cuando estaba en Oriente Medio, las fotos que se publicaban siempre era las mismas, los islamistas con las barbas, las armas y con el brazo alzado y gritando. La fotografía mal utilizada por los medios de comunicación ayuda a distorsionar las realidades de sitios. Salí entonces de esa línea de trabajar para agencias, porque no tienes control sobre lo que se publica.
Pongo un ejemplo. Cuando Hamas ganó las elecciones en Gaza, había miles y miles de personas en las calles celebrándolo. Desde niños bailando, gente con banderas, los festejaban con comidas improvisadas en las aceras… un ambiente festivo multitudinario. Ese día igual envíe 40 fotos a la redacción, pero la foto que se publicó fue la de dos tipos con barba que quemaban una bandera estadounidense y otra israelí. Sólo quemaron dos banderas en toda la semana que duró la celebración pero esas imágenes fueron las que destacaban las portadas de los periódicos.»
También es interesante lo que dice de las fotos del tren de Santiago.
A veces nos engañan las fotos. Otras veces nos engañan las historias supuestamente ciertas que nos cuentan sobre las fotos.