«Crazy is the new normal», dicen en la portada de Bloomberg Businessweek con la imagen del senador Ted Cruz en plan sombrerero loco. La banda del Tea Party colocó al país al borde de la suspensión de pagos sin necesidad de ser mayoría en el grupo republicano de la Cámara de Representantes. Los líderes del partido en la Cámara quedaron en evidencia. Los demócratas descubren ahora que 14 escaños pueden estar a su alcance.
La misma revista dice que la del Tea Party puede ser una victoria pírrica. A fin de cuentas, ¿qué han conseguido en términos de reducción de gasto público? Todos esos recortes de los últimos años no han tocado la parte del león (pensiones, Medicare o Medicaid) que sigue creciendo al igual que en otros países occidentales.
La clave de la no tan segura victoria del Tea Party (que ya sabemos que son difíciles de eliminar) es más política que económica. Es cierto que el nivel de polarización política en EEUU es el mayor de su historia desde la Guerra Civil. Nunca antes ha sido tan pequeño el centro político. No es que eso sea una ideología –no lo es–, pero sí es obvio que los moderados de cada partido dispuestos a llegar a acuerdos son cada vez menos en número e influencia.
Eso no quiere decir que los líderes republicanos y los grupos que los financian vayan a aceptar ser conducidos hasta la derrota. Su arma es el dinero que las cámaras de comercio y otros grupos de presión empresariales pueden utilizar en futuras primarias republicanas. «No conozco a nadie en la comunidad empresarial que se vaya a poner del lado de la minoría talibán», dice el representante de uno de ellos. Pero las elecciones no se ganan sólo con dólares.
¿Habrá un contraataque político de los republicanos que, sin ser moderados, no se cuentan entre las filas del Tea Party cuando en unos pocos meses vuelva a aparecer la amenaza de otro ‘shutdown’? El líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, parece tenerlo muy claro: «Uno de mis refranes favoritos es un viejo dicho de Kentucky, ‘No se aprende nada cuando una mula te da una coz por segunda vez’. La primera coz de la mula fue en 1995, la segunda en los últimos 16 días. Un (nuevo) cierre del Gobierno está descartado».
No le falta razón, senador, pero los del Tea Party no han aprendido nada con la primera ni con la segunda coz. Su juego es otro, porque no creen que haya nada que aprender. Algunos de sus partidarios no hacen ascos a la idea de una escisión en el partido, aunque en realidad lo que pretenden es apoderarse de él.
McConnell y los suyos van a necesitar algo más que refranes y dólares de los empresarios para hacer frente a esa amenaza.
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Bola extra: los políticos republicanos convertidos en payasos.
¿Están capacitados los auténticos creyentes para ser gobernantes en una sociedad avanzada? http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2012/11/estan-capacitados-los-autenticos.html
Ya, solo queda sentarse y esperar a que se devoren.