Lanzas una gran ofensiva sobre una inmensa zona de Irak, ocupas la segunda ciudad del país, te incautas de material militar Made in USA y de millones de dólares, diriges el grupo yihadista más famoso del mundo, tanto es así que Al Qaeda parece en la comparación un grupo de jubilados con mucho tiempo libre, y terminas declarando un califato islámico nada menos.
¿Y cuál es la imagen que tiene de ti el mundo?
Una foto antigua algo cutre, difundida en su momento por el Gobierno iraquí, que encima utilizan los tabloides para reírse de ti (Big Daddy). Un califa se merece algo mejor cuando se quiere presentar ante todos los musulmanes como el líder político y religioso no sólo de la zona de Irak que aparentemente controla sino de todo el mundo islámico.
Por eso, Abu Bakr al-Bagdadi, líder del ISIS (ahora IS porque se hace llamar sólo Estado Islámico), hizo el viernes una presentación en sociedad más apropiada en la Gran Mezquita de Mosul.
Esto es otra cosa. La indumentaria hace mucho, por no hablar de la mirada al suelo con la que se pretende reflejar humildad (las fotos han sido distribuidas por el ISIS). Por un lado, declararse como califa supone una obligación para el resto de los musulmanes de obedecer al líder. Por otro, Al-Baghdadi ha dado la opción a los que no estén de acuerdo con sus decisiones que le aconsejen «para volver al buen camino», siempre que le obedezcan «como yo obedezco a Dios».
En el apartado de atrezzo, antes de pronunciar el sermón en la mezquita, se ha limpiado los dientes con una pequeña rama, como solía hacer Mahoma y la gente de su tiempo. No le falta valor a Al-Bagdadi para identificarse con estos pequeños detalles con el fundador de la religión musulmana.
Al-Bagdadi tiene estudios religiosos, incluido un doctorado, y llegó a ser el predicador de una mezquita de Samarra. Su gran activo para asumir un título de resonancias míticas en el mundo islámico ha sido la arrogancia. Ha llegado a donde está por ser un implacable líder militar, no un experto en el Corán.
Ese mismo viernes, se conocieron más imágenes de ejecuciones de soldados iraquíes, probablemente chiíes. Un califato que lleva a cabo crímenes de guerra tan evidentes no pasa de ser la ensoñación de un grupo fanático pero sería un error subestimar la influencia de Al-Baghdadi. El último dirigente integrista que asumió el título de ‘Amīr al-Mu’minīn’ (jefe de los creyentes) fue el mulá Omar, el líder espiritual de los talibanes afganos.
More execution in Diyala by #IS to #Iraq-i Diyala https://t.co/pGKTJzpe0l pic.twitter.com/3nln29irbi
— Elijah J Magnier (@EjmAlrai) July 3, 2014
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En el apartado del humor, está bien la ‘transcripción’ que hace Karl Sharro de la sesión de Al-Bagdadi con su psiquiatra. Muy divertida. Para entendernos, Sharro es la versión musulmana de Mi Mesa Cojea.
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