De la palmada en el trasero a Pablo Iglesias a las críticas desde el estrado al liderazgo excesivo de Pablo Iglesias. Cada uno puede elegir el momento que quiera para definir la asamblea fundacional de Podemos o puede asumir que la construcción de un partido inevitablemente comporta situaciones paradójicas y hasta confusas. Es muy fácil conseguir que millones de personas se unan en el rechazo a una realidad política injusta y moribunda. Siempre será más complicado reunir a todos ellos en la defensa de un único proyecto plural y también coherente.
Al final, la política debería ser como el rugby, un deporte de salvajes practicado por caballeros. ¿Pero quién decide cómo debería comportarse un caballero?
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