A Obama no le va a gustar tanto la tercera temporada de Homeland. Un elemento fundamental de la nueva entrega parece ser la intervención de un senador que presionará al Gobierno para saber cómo fue posible el atentado con el que terminó la temporada anterior. Algo que podría parecerse, o no, a la interminable polémica sobre el asalto al consulado de Bengasi a la que se han encadenado los republicanos.
[A partir de aquí, spoiler del final de la segunda temporada]
Todo tiene su final, y a veces las buenas series se acaban en realidad mucho antes de su finalización. La primera temporada de la serie fue excelente, también desde el punto de vista de la interpretación política. No se podía decir que fuera perfecta para gente de izquierdas o de derechas, a diferencia de 24, donde las claves ideológicas estaban mucho más claras.
Pero en la mayor parte de la segunda entrega, el tiburón saltó con holgura y la historia fue perdiendo en verosimilitud. El final estaba a la altura del mayor giro circense que se le pueda venir a la cabeza a un guionista con el cerebro desgastado por la falta de ideas. Escribió ‘un todoterreno lleno de explosivos suficientes para volar un edificio entero se coloca frente al edificio en el que se encuentra la plana mayor de los servicios de inteligencia’ y el director se puso manos a la obra como si fuera la cosa más normal del mundo.
La intervención del grupo terrorista y de su líder entraba dentro de lo admisible en la primera temporada. Después, se convirtió en un remedo de Spectra para el que no hay organización en la que no pueda infiltrarse ni cerco del que no pueda escapar. Un Houdini terrorista, el sueño húmedo de todo republicano que no se cansa de recordar la debilidad congénita de los demócratas a la hora de enfrentarse a un enemigo tan invisible como omnipotente.
El tiburón saltó antes. El final de la primera temporada ya era infumable, un «coño, qué éxito hemos tenido, esto lo renovamos y me importa dos cojones que el final ya lo tengáis escrito, he dicho que lo cambiéis y punto».
Con todo, hay que reconocerle lo mismo que a 24: las estupideces que hacen a veces los protagonistas con tal de poder proseguir la trama no tienen perdón, pero joder, cómo saben ponerle tensión a la cosa.
«Escribió ‘un todoterreno lleno de explosivos suficientes para volar un edificio entero se coloca frente al edificio en el que se encuentra la plana mayor de los servicios de inteligencia’ y el director se puso manos a la obra como si fuera la cosa más normal del mundo.»
Sí, es casi tan delirante como ‘un puñado de terroristas armados con cutters logran eludir los detectores de metal de varios aeropuertos y secuestrar tres aviones de pasajeros, para después usarlos como misiles tripulados contra el World Trade Center y el Pentágono’. Como si la gente no supiera que algo así sería impensable en la vida real, ¿verdad, don Iñigo? ¡Si parece sacado de una novela de Tom Clancy! Y ahora nos salen con lo de un coche bomba, nada menos. ¿Es que se creen que nos chupamos el dedo?
Qué triste ver a un buen periodista comulgando con ruedas de molino con tal de aferrarse a su patética ideología marxista-leninista…
Un musulmán converso radical, dispuesto a inmolarse con explosivos, es retratado como una persona que bebe alcohol hasta emborracharse, no se le ve eludir ningún tipo de carne (esas barbacoas, ¿todas de ternera o cordero? ¿en EEUU?), es infiel a su esposa (follándose a la rubia cada dos por tres) y va perfectamente afeitadito… bueno, los guionistas deberían viajar más por países árabes y conocer musulmanes radicales genuinos. Yo lo he hecho, y se parecen en poco al protagonista.
David Peñasco: el marxismo hoy en día no tiene nada de patético, a tenor de como evoluciona la usura y miseria del liberalismo conviene releerlo (si es que lo has hecho antes y no hablas simplemente «por lo que me han contado»)
«Un musulmán converso radical, dispuesto a inmolarse con explosivos, es retratado como una persona que bebe alcohol hasta emborracharse, no se le ve eludir ningún tipo de carne (esas barbacoas, ¿todas de ternera o cordero? ¿en EEUU?), es infiel a su esposa (follándose a la rubia cada dos por tres) y va perfectamente afeitadito…»
El Corán lo permite si es con el fin de que el guerrero santo de la Yihad pueda engañar al infiel. Qué fácil sería detectar a los terroristas si todos fueran vegetarianos, vistiesen con chilabas, bebieran té y llevasen toallas enrolladas alrededor de la cabeza…
En tu apostilla a David Peñasco tienes razón, Jan: ¡qué triste ver arruinado un buen y atinado comentario con una ridícula coletilla final sobre marxismo-leninismo que no viene a cuento!
Sin embargo disiento de la primera parte. El personaje protagonista de la serie tiene un cacao mental sobre los valores éticos y cómo compatibilizarlos con su propia cultura que es perfectamente verosímil lo que a tí te parece contradictorio. También es cierto que los guionistas apuran al máximo la credulidad del espectador y en ocasiones se les va la mano. Pero a quienes admiramos a Hitchcock -el rey de las licencias narrativas en aras del suspense- no nos parece especialmente escandaloso.
A mí es que, de entrada, la serie ya me hacía mirar al cielo. Lo primero que pensé en ver el piloto fue «joder, que esto es El Candidato de Manchuria en el siglo XXI. Y si no me lo creía en los 60 con los soviéticos, como para creermelo con muyahidines barbudos en cavernas de Afganistán, hoyga.» Y la dejé a mitad, porque ufff…
He de decir que no vi las series éstas de las que hablan, pero si he visto y conozco musulmanes que no pasan por integristas, muy integrados ellos: acohol, drogas, cerdo si hace falta, pero cuando relmente haga falta no dudarán en elegir.
Con esta serie me pasó algo curioso: los primeros episodios me parecían soporíferos, luego me enganché como un mono y al finalizar la primera temporada lo mandé todo a la mierda. Saber que la serie se ha despeñado por un barranco muy profundo no me sorprende lo más mínimo.
Es muy curioso, ‘Homeland’ era la serie de moda entre los liberales con complejo de culpa cuando presentaba a los americanos como los malos malosos por volar escuelas llenas de niños inocentes con drones desde el aire; pero en el momento que muestran a los USA siendo atacados por terroristas, pasa a ser otro producto de propaganda de la política exterior yanqui… ¿Cuándo nos quitaremos la boina en este puto país, Dios mío? ¿Cuándo?
Bueno, Íñigo, el spoiler del final de la 2º temporada ya lo haces en el primer parrafo.
Espero que nadie lo haya leido …
Respeto a lo verosimil de una serie … Si no podemos volar a la CIA en una serie de ficción ¿ dónde lo hacemos ? Además, la trama en la 1º temporada era sobre la preparación de un atentado. En la 2º es sobre Carrie y su relacion con Brodie.
La 3º , supongo que irá a peor y se pasarán la temporada huyendo del FBI
¿el autor de este blog marxista-leninista? No me hagas reir David peñasco maldonado
Estoy tan cansado de que gente que no ha visto más de dos episodios de 24 siga retratándola como una serie ultraconservadora que promovía el uso de la tortura que ni me voy a molestar en citar los motivos por los que eso es mentira ¿para qué molestarme?
Eso sí, lo que era Homeland era un Manchurian Candidate + Ally Mcbeal.
Iba decir que en materia de corrupción y terrorismo la realidad supera a la ficción… pero después de ler algún comentario me hago fan de H ( el dire, no la serie) y paso de leer cosas como que el autor del blog es «ML» o que los fanáticos de cualquier tipo leyeron como humanos su libro religioso fundamental…