Sobre el célebre debate a cuenta de si Internet es la bala mágica contra la que las dictaduras poco pueden hacer o un instrumento de control de la población que bien utilizado puede ser mucho más útil que un pelotón de antidisturbios, Bruce Schneier tiene que decir esto:
Todas las tecnologías desestabilizadoras alteran los equilibrios tradicionales del poder, e Internet no es una excepción. El relato habitual dice que (Internet) da poder a los que no lo tienen, pero eso es sólo una parte de la historia. Internet da poder a todo el mundo. Las instituciones poderosas pueden ser lentas a la hora de utilizar ese nuevo poder, pero dado que ya tienen mucho poder, pueden utilizarlo de forma más efectiva. Gobiernos y empresas han descubierto que no sólo pueden utilizar Internet. Pueden controlarlo para favorecer sus intereses. A menos que comencemos a discutir sobre el mundo en que queremos vivir, y la tecnología de la información que haga posible ese mundo, acabaremos con una Internet de la que se beneficien las actuales estructuras de poder, y no la sociedad en general.
Por si es necesario apuntarlo, es evidente que este razonamiento no se aplica sólo a regímenes autoritarios, también a otro nivel a los gobiernos occidentales. La idea de que Internet es por definición un instrumento de liberación, que sonaba bastante atractiva hace cinco o diez años, tiene tanto peso ya como la que decía que del cañón del kalashnikov saldría la fuerza que extendería la revolución por todo el mundo.
Claro que es posible que los que traducen ‘empowerment’ por empoderamiento tengan otra opinión al respecto.
El ensayo reciente de Morozov en New Republic ofrece más argumentos en la misma dirección.
El razonamiento es equivocado. Internet disminuye el poder relativo de los poderosos por la misma razón que lo hizo la imprenta en su día. Aunque los reyes pueden imprimir, puede hacerlo todo el mundo, y la gente tiene la opción de creer a unos u otros. Las revoluciones de la primavera árabe ilustran las capacidades y limitaciones de Internet como medio para mejorar las instituciones de un país.
Íñigo, le propongo un ejercicio. Cambie «Internet» por «libertad de prensa» en este artículo. ¿Seguiría estando de acuerdo con él? Ejemplo:
«La idea de que la libertad de prensa es por definición un instrumento de liberación, que sonaba bastante atractiva hace cinco o diez años, tiene tanto peso ya como la que decía que del cañón del kalashnikov saldría la fuerza que extendería la revolución por todo el mundo»
¿Por qué esto es o no cierto, y por qué de Internet se puede decir algo distinto?
Internet es por definición un negocio, la red no se sostiene sóla, necesita ingentes recursos energéticos y cada usuario paga su parte de la forma de cuotas, tarifas e impuestos. Los negocios que yo sepa no se hacen por la libertad, sino por dinero.