Para ser ‘el nuevo Hitler’, no parece que Ahmadineyad se dé mucha maña con las elecciones. El resultado conocido hasta ahora de las elecciones legislativas iraníes indica que las candidaturas ultraconservadoras, las más cercanas al líder espiritual, Alí Jamenei, han derrotado con claridad a los grupos cercanos al presidente.
De los 197 escaños que habían sido adjudicados a media tarde, se estimaba que 102 correspondían a conservadores tradicionalistas, que se volvieron contra Ahmadineyad cuando este se enfrentó abiertamente con el líder supremo, el ayatolá Ali Jameneí, el año pasado. El resto estarían divididos a partes iguales entre partidarios de Ahmadineyad y centristas o independientes. Al menos una quincena requerirán una segunda vuelta al no haber conseguido una mayoría clara ninguno de los candidatos.
La derrota de Ahmadineyad, no muy sorprendente, deja claro lo que valen muchos de los análisis sobre Irán que aparecen en la prensa norteamericana que lo presentan como un dictador con capacidad para imponer decisiones sobre política exterior y defensa. La realidad es que Ahmadineyad es sólo un subalterno de Jamenei en estos asuntos, y eso incluye al programa nuclear.
Por lo visto en esta legislatura pasada, ni siquiera en política económica o en la elección de los miembros del Gobierno, el presidente ha podido aplicar sus criterios, a pesar de que son competencias que entran directamente dentro de sus funciones. El Parlamento no ha cesado de interferir en sus planes, y lo seguirá haciendo.
Su polémica reelección hizo creer a Ahmadineyad que podía mover el centro del poder hacia la presidencia y alejarlo de los círculos religiosos. Hay que recordar que su primera victoria se consiguió gracias en parte a una campaña de tintes populistas en la que se denunciaba la extensión de la corrupción e incluso la existencia de ciertos privilegios para los clérigos, en general muy impopulares en las ciudades iraníes. Ahmadineyad se presentó como un candidato de orígenes humildes dispuesto a defender los intereses de la clase trabajadora frente a los grandes empresarios y comerciantes que forman parte de la élite del régimen.
Irán es una singular mezcla de teocracia y democracia en la que las instituciones religiosas marcan las reglas del juego cribando a los candidatos y reservándose ciertas esferas fundamentales de poder, pero al mismo tiempo necesitan la legitimidad de las votos para sostener la credibilidad del régimen.
En su momento, Jamenei tuvo que aceptar la victoria de Ahmadineyad porque respondía a la realidad de la calle en esos momentos y era la mejor alternativa con la que poner fin a los años reformistas de Jatamí. Después, se negó a aceptar que se cuestionara la reelección del presidente. La rebelión contra el fraude electoral estaba dirigida por dos hombres del sistema, como Musavi y Karrubi, pero Jamenei sabía que el triunfo del movimiento popular que les apoyaba acabaría de una forma u otra con el sistema.
Eso no quiere decir que estuviera en deuda con Ahmadineyad o que fuera a permitir que acaparara todo el poder. Los diputados proJamenei se han ocupado de lo segundo en esta legislatura. Algunos hasta han propuesto poner en marcha un proceso de destitución del presidente. No parece que nadie en el Parlamento alemán de los años 30 se hubiera atrevido a plantear algo parecido en relación a Hitler.
Neutralizados los reformistas, Ahmadineyad era una carta que había quedado ya amortizada.
Antes de llegar a EEUU, Netanyahu ha marcado en Canadá las tres condiciones imprescindibles para una «solución pacífica» a la crisis: el desmantelamiento de las instalaciones nucleares de Fordo, el fin del enriquecimiento de uranio en todo el país, y el envío al extranjero de todo uranio que haya sido enriquecido por encima del 3,5%. Son condiciones pensadas específicamente para que Irán tenga que rechazarlas y justificar así una guerra.
Por la entrevista concedida hace unos días por Obama a The Atlantic, se deduce que el mensaje que entregará el lunes a Netanyahu es que no ha llegado el momento de los bombarderos y misiles de crucero. EEUU tiene como prioridad que Irán no consiga la bomba nuclear y quiere mantener todas las opciones abiertas. Esto se suele interpretar habitualmente como una amenaza de guerra («no voy de farol», dijo Obama), pero en estos momentos también puede verse como la necesidad de tener abiertos todos los frentes y perseverar en la presión diplomática y económica.
La probable promesa de Obama a Netanyahu consistirá en asegurar la participación norteamericana en un ataque a Irán si al final resulta necesario, y a poder ser no en un año electoral en EEUU. Es la única garantía que puede valer al primer ministro israelí. Lo malo para él es que se tiene que basar en la confianza que le inspira Obama, y las relaciones entre ambos nunca han sido buenas.
Aparte del rollo ‘kitsch’ (un niño armado con el photoshop no podría haber hecho algo más horrible), la portada de Der Spiegel es un buen ejemplo de esa caricaturización de la que hablaba al principio: Ahmadineyad como genio que sale de la lámpara nuclear. El dictador loco que pretende convertir el mundo en una bola de fuego atómico. Periodismo sofisticado.
—
En Amazon.es: «La estrategia del perro loco. Irán, Israel y la bomba nuclear».
‘El dictador loco que pretende convertir el mundo en una bola de fuego atómico.’
No, si los iraníes quieren la energía nuclear para fines pacíficos. ¡Cómo hemos podido pensar otra cosa! Están nadando en petróleo y tienen problemas energéticos. Ya, seguro. Y Jamenei es otro adalid de la paz y la tolerancia como lo fue Jomeini. Y ya que sacamos el tema de Hitler, la estrategia del apaciguamiento funcionó muy bien con los nazis, ¿verdad?
Pingback: Tortilla iraní | Guerras Posmodernas
Sin negar nada de lo que has dicho, POW, el debate se traslada a la legitimidad que tienen los Estados Unidos e Israel a pedir la «desnuclearización» de Irán, sin estar ellos al mismo tiempo dispuestos a pasar por el aro. La legimitad por el poder de la fuerza en la época actual, donde se pregona y se alienta al uso del derecho internacional y la diplomacia para resolver conflictos desde un plano de igualdad, suena a chamusquina. Y nada de esto afirma o desmiente los propósitos que pueda tener Irán con su programa nuclear.
Yo estoy a favor de la diplomacia, pero el problema de los fanáticos es que son inmunes a la lógica o a la persuasión. Siguiendo con el ejemplo, Hitler no se fue por las buenas. Ni Mussolini. Ni Ceaucescu. Ni Gaddafi. Ni…
Vale, y como no podemos quitarles las armas nucleares a los EE.UU. ni borrarles la memoria a todos los científicos atómicos del mundo, debemos respetar el derecho de unos pirados ultrarreligiosos a tener sus propias armas de destrucción masiva para que no se sientan discriminados, ¿no? Pues siento discrepar, pero si en su momento alguien les hubiera parado los pies a, digamos, los responsables del programa nuclear de Corea del Norte ahora dormiríamos mucho más tranquilos.
Quizás a ti te cueste dormir por las noches pensando en el Gran Líder cabalgando encima de un Taepodong-2 dirección Madrid, pero yo duermo a pierna suelta, oye. ¿Tanto cuesta llegar a la conclusión de que la única razón por la que alguien puede querer un arma nuclear es para que nadie te monte cualquier tarde una intervención humanitaria en tu país? Cualquier país que usara un arma nuclear de forma ofensiva habría cabado su propia tumba. Personalmente, si es cuestión de arsenal nuclear, nos tendría que dar más miedo China o Rusia. También os tiene que costar un viaje el no usar la falacia de la falsa dicotomía: o nosotros, o los fanáticos terroristas. Nadie dice que no deberían tenerla ellos; pero, por esa misma lógica, no tendría que tenerla nadie, y ciertamente, los países que están presionando a otro país soberano para que no alcance sus fines, no es que estén en una posición moral para ir exigiendo mucho.
Hasta que se demuestre lo contrario, la democracia más antigua del mundo con toda su cultura y civismo, faro y policía de occidente, es la única que ha tirados dos pepinazos nucleares sobre ciudades llenas de gente. Así que antes de venir aquí a hablar de pirados fundamentalistas tengamos cuidado a quién se lo aplicamos, porque que yo sepa ni los militares de los USA ni los de Israel son precisamente los más cuerdos apologetas del derecho internacional y los derechos humanos.
Yo hace tiempo que lo digo…, en Oriente Medio Occidente se equivoca de enemigos…
Creo que el enemigo de verdad peligroso para nosotros está un poco mas al sur de Irán, (en la otra orilla del Golfo)…
Iran es uno de los estados mas antiguos del mundo, con una historia milenaria y una nación orgullosa, e independientemente de coyunturas políticas y régimenes, tiene una visión con perspectiva histórica y una tradición de relaciones internacionales…
De esas cualidades carece en parte el fundamentalismo sunní…, y cuenta con la inmensa financiación de las monarquías absolutas petroleras árabes…
Siempre será mas facil un acuerdo, (o un desacuerdo), con la nación «persa», mayoritariamente chií, que aspira a ser una potencia regional fuerte y desarrollada, que con los wahabistas que aspiran a poner todo el mundo mirando a la Meca y sometido a Alá convertido en en califato universal…
POW, teniendo en cuenta que los actores implicados son EEUU, Israel e Irán, cuando hablas de «pirados ultrarreligiosos» vas a tener que especificar un poco más.
sos gracioso iñigo. Cuando se trata de Siria, con un videito mostrando alguna irregularidad se desacredita toda la votacion del referendum.
Con este videito que pusiste aqui, que querias desacreditar o mas bien mostrar?
Costadamorte: te ha faltado decir en tu apasionada defensa de Irán y el chiísmo (prodigio de progresismo) que además de todas las virtudes que mencionas debes añadir la de ser «indoeuropeos», y no unos medio negros semitas como los árabes. Eso marca con mucho la diferencia. Lo que hay que leer.
Veamos, que Irán tiene todo el derecho a tener armas nucleares está fuera de dicusión. Las tienen en Usamérica, Rusia, China, India, Paquistán, Israel, Corea del Norte, Francia, G. Bretaña así que porque no podrían tenerlas los persas ? El tema pasa por otro lado que es el religioso. Los gobernantes teocráticos suelen creer que son los dueños del mundo y de la verdad y ese es el peligro. Pero como algo se dice en otras líneas , el islam radical tiene su cuna en Arabia Saudita y no en Persia. Ahmadinejad por otra parte sufrió el síndrome Bordaberry. J.M. Bordaberry fue un presidente uruguayo que en junio del año 1973 viendo que no tenía respaldo político para sus ideas ultraderechistas dio un golpe de estado con el apoyo de los militares.
En 1976 intentó que los militares adoptaran sus ideas ultra fascistas (como la de eliminar totalmente los partidos políticos) y estos que eran fachos pero no se animaban a tanto, le dieron una patada en el trasero y pusieron a otro. En Irán está sucediendo algo similar. Ahmadinejad se creyó el dueño de la pelota y le han demostrado ahora que no es así. Veremos en que termina este tira y afloje.
Pingback: Un poco de lectura para el domingo « Recortes de Oriente Medio