Dice la frase clásica, atribuida a Arthur Tedder, canciller de la Universidad de Cambridge, que el rugby es un deporte de salvajes jugado por caballeros, mientras que el fútbol es lo contrario. Seamos realistas: el parlamentarismo español no tiene mucho que ver con el rugby. Una cosa más: se parece aún menos cuando el Partido Popular está en la oposición.
La sesión de control del miércoles alejó cualquier esperanza de que esta legislatura convulsa abandone la crónica de sucesos. El insulto personal o su versión menos agresiva, la burla descarnada, es un arma considerada legítima en el hemiciclo. La hipérbole es el estado natural de muchos diputados. Provocar al rival con lenguaje ofensivo para que pierda los papeles, una táctica comúnmente aceptada.
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