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Abril 24, 2005

Hay que salvar a los generales

El Ejército de EEUU ha marcado los límites en los castigos a las torturas de Abú Ghraib: los soldados, a la cárcel; los generales, impolutos. Ninguno de los cuatro altos mandos militares en Irak en el momento en que se produjeron los hechos, incluido el teniente general Ricardo Sánchez, recibirá sanciones administrativas ni se presentarán cargos contra ellos. Sólo la general Janis Karpinski, jefe de las prisiones militares en Irak, será castigada con una sanción que, probablemente, pondrá fin a su carrera en el Ejército. Ya estaba suspendida en sus funciones desde entonces.

La mayoría de los informes de investigación realizados por los propios militares había denunciado los fallos de liderazgo y la responsabilidad de los jefes militares ahora exonerados. Ninguno había pedido que se les llevara ante los tribunales, pero casi todos revelaban graves errores que habían tenido consecuencias en el funcionamiento de la prisión de Abú Ghraib.

No han importado que la prisión fuera un caos y un desastre, y que los policías militares no tuvieran los medios para vigilar a una población penal tan numerosa. Tampoco que los soldados no hubieran recibido la preparación necesaria ni que muchos de ellos desconocieran cómo les influía la aplicación de las Convenciones de Ginebra. Ni que los agentes de la CIA y el personal de compañías de seguridad privada camparan a sus anchas por la prisión entregando prisioneros que no eran inscritos en el registro oficial.

La absolución sin juicio no ha encontrado punible la decisión de Ricardo Sánchez de entregar a los jefes de la Brigada de Inteligencia Militar (los encargados de los interrogatorios) el control operativo de Abú Ghraib, vulnerando las instrucciones habituales en los manuales militares, que recomiendan mantener separadas las funciones de interrogador y de carcelero.

Tampoco se ha dado importancia a las órdenes de Sánchez por la que se autorizaba a utilizar determinadas medidas en los interrogatorios, como el uso de perros, que terminaron degenerando en la aplicación de torturas.

La decisión no parece prestar atención al hecho de que los altos mandos militares no hicieron nada para solucionar los problemas de Abú Ghraib cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo, varios meses antes de que aparecieran las fotografías inculpatorias. Sánchez pudo haberlo hecho cuando recibió, el 6 noviembre de 2003, el informe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) sobre violaciones de los derechos humanos en las cárceles de Irak. ¿Cuál fue la respuesta? No se inició ninguna investigación. Casi dos meses después, el 24 de diciembre, los militares intentaron limitar a los miembros del CICR el acceso a las zonas donde se habían producido las torturas con una carta en la que les recordaba que debían solicitar un permiso por anticipado cada vez que quisieran inspeccionar esos lugares.

En realidad, Sánchez sí hizo algo poco después de que el CICR entregara su informe. Fue el 19 de noviembre cuando entregó el mando de Abú Ghraib al jefe de la 205º Brigada de Inteligencia Militar, el coronel Thomas Pappas. El destino jurídico de Pappas y de su segundo, el teniente coronel Steven Jordan, aún está en el aire, porque podrían ser procesados. No apuesten por ello. Pappas podría contar qué órdenes le dieron los generales.

Tampoco ha habido motivos para investigar al general Miller que llegó a Irak en otoño de 2003 para aplicar allí las técnicas de interrogatorios que tan buenos resultados estaban dando en Guantánamo. Pocos días después de su visita, Pappas trasladó su cuartel general desde Camp Bocca, cerca del aeropuerto de Bagdad, a Abú Ghraib, y empezó a cumplir las instrucciones de Miller, que le ordenó que trabajara en estrecha colaboración con la unidad de policía militar que vigilaba la prisión. Y así lo hizo.

No se ha encontrado, aparentemente, nada punible en las presiones de los generales Sánchez, Miller y Fast sobre el coronel Pappas, con los que se reunía con una cierta frecuencia, para que obtuviera, con la máxima urgencia, resultados en los interrogatorios que sirvieran en la lucha contra la insurgencia. No era de extrañar, dado que la mayoría de los presos de Abú Ghrain poco o nada tenía que ver con el movimiento insurgente. Las redadas se caracterizaban por su carácter indiscriminado ante la dificultad de los norteamericanos en encontrar a los autores y responsables de los atentados y emboscadas.

En el mejor de los casos, para los intereses del Gobierno y del Ejército norteamericanos, el alto mando militar en Irak perdió el control de sus subordinados y concedió el mando de Abú Ghraib a oficiales que permitieron o alentaron torturas y abusos. Tampoco hay motivos para castigar esa conducta.

Habrá que llegar a la conclusión de que los soldados que cometieron las torturas fueron castigados por sacar fotografías.

Army criticized over Abu Ghraib probe. CNN.
U.S.: Investigate Rumsfeld, Tenet for Torture. Human Rights Watch.

Defina tortura. Guerra eterna, mayo 2004.
Sospechas, pruebas e indicios. Guerra eterna, mayo 2004.
Investiguen, pero sin pasarse. Guerra eterna, mayo 2004.
Pirámide de torturas. Guerra eterna, agosto 2004.
Torture at Abu Ghraib. Seymour Hersh, The New Yorker, Abril 2004.

Posted by Iñigo at Abril 24, 2005 07:32 PM

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Comments

Pues si, al final el problema para los USA fue el que los soldados sacaran fotos, ya que hasta ese momento, a pesar de los informes de Cruz Roja, AI y el del propio ejército USA, no hicieron nada para parar el abuso, ni en ese ni en ninguno de los otros centros de detención que tienen por ahí.Alejandro "Fedorento"

Posted by: Anonymous at Abril 24, 2005 09:19 PM

Como van a saber lo que pasaba? ¿Ya no pasa? En sus ?centros de detención? si solo son generales. Y luego quieren dar al mundo ejemplos de democracia., se permiten el exigir a otros el respeto por los derechos humanos?que desfachatez.

Posted by: Anonymous at Abril 25, 2005 11:48 AM

Indudablemente, el blog del Sr Sáenz de Ugarte no está sujeto a los mismos standards de trabajo que la información de Telecinco, donde trabaja. Aun con eso, las afirmaciones que se realizan en en esta entrada de su cuaderno de bitácora son demasiado sesgadas para dejarlas pasar. Por supuesto, no aparece link al informe completo, no vaya a ser que quieran comprobar algo los lectores.Entre las afirmaciones cuestionables de esta entrada encontramos esta: "El Ejército de EEUU ha marcado los límites en los castigos a las torturas de Abú Ghraib: los soldados, a la cárcel; los generales, impolutos". Pero, si esperan lo suficiente para leer más allá de la siguiente frase (" Ninguno de los cuatro altos mandos militares en Irak [...] recibirá sanciones administrativas ni se presentarán cargos contra ellos"), verán esto: "Sólo la general Janis Karpinski, jefe de las prisiones militares en Irak, será castigada con una sanción que, probablemente, pondrá fin a su carrera en el Ejército". Para el Sr Sáenz es insuficiente, para otros es adecuado que ruede la cabeza de la general, que podría haber impedido varios de los fallos que se discuten ("No han importado que la prisión fuera un caos y un desastre, y que los policías militares no tuvieran los medios para vigilar a una población penal tan numerosa. Tampoco que los soldados no hubieran recibido la preparación necesaria ni que muchos de ellos desconocieran cómo les influía la aplicación de las Convenciones de Ginebra"), incluidas alegaciones extrañas acerca de "agentes de la CIA" y el personal de compañías de seguridad PRIVADA!!!, gran escándalo, que campaban a sus anchas.Ni una frase sobre cifras de prisioneros afectados comparado con el total de los que han gestionado los ejércitos de los EE UU. Ninguna comparación de soldados condenados o procesados con el total de los que habían pasado por Iraq hasta el momento.Vean esta otra frase: "La absolución sin juicio no ha encontrado punible la decisión de Ricardo Sánchez". Es habitual en personas poco entrenadas en derecho, y los que favorecen las tesis del Sr Sáenz dirán que no es importante, pero es un informe administrativo, no puede ver punible ni dejar de verlo. Puede recomendar acciones administrativas. Tampoco ha sido absolución, menos absolución de dictadura, "sin juicio", frase con la que se cargan las tintas y se emborrona el procedimiento. Personas como el Sr Sáenz pueden llevar a los tribunales a los generales que se ha considerado no tenían responsabilidad en el grado que se les atribuye. No duden que lo intentarán.La frase sigue: "La absolución sin juicio no ha encontrado punible [...] entregar a los jefes de la Brigada de Inteligencia Militar (los encargados de los interrogatorios) el control operativo de Abú Ghraib, vulnerando las instrucciones habituales en los manuales militares, que recomiendan mantener separadas las funciones de interrogador y de carcelero". No es tan extraño que sea difícil recomendar acciones de la fiscalía militar: en situación de combate es posible no seguir las "recomendaciones", como el autor las llama.Cuando se dice que "[l]a decisión no parece prestar atención al hecho de que los altos mandos militares no hicieron nada para solucionar los problemas de Abú Ghraib cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo, varios meses antes de que aparecieran las fotografías inculpatorias", se está, deliberadamente o no, por santa indignación o descuido, ocultando al lector que se inició la investigación "varios meses antes de que aparecieran las fotografías", en enero de 2004 (http://www.centcom.mil/CENTCOMNews/News_Release.asp?NewsRelease=20040143.txt):Enero 16, 2004 Release Number: 04-01-43 PARA PUBLICACIÓN INMEDIATA INVESTIGACIÓN SOBRE TRATAMIENTO DE DETENIDOS BAGHDAD, Iraq ? Se ha iniciado una investigación sobre informes de abuso de detenidos en una instalación de detención de las fuerzas de la coalición. La publicación de información específica sobre los incidentes podrían perjudicar la investigación, que está en sus primeras etapas. La investigación se llevará a cabo de forma exhaustiva y profesional. La Coalición está comprometida con el tratamiento de todas las personas bajo su control con dignidad, respeto y humanidad. El teniente general Ricardo S. Sanchez, comandate general, ha reiterado este requerimiento a todos los miembros del CJTF-7.La denuncia del soldado que desveló las fotografías es del 13 de enero de 2004.Así podría seguir con cada punto de un post bastante descuidado, en mi humilde opinión. Pero me bastará con ir al final. Decir que "[h]abrá que llegar a la conclusión de que los soldados que cometieron las torturas fueron castigados por sacar fotografías" es patentemente ridículo, ya que las condenas producidas y los cargos presentados en los procedimientos pendientes especifican las violaciones de las leyes militares cometidas por los soldados, mucho más que la toma de fotografías. Mi impresión es que esta desafortunada frase pretende hacer, encubiertamente, varias cosas. Entre ellas: ayudar a olvidar que se persiguen los delitos e implicar que las conductas sancionadas o en curso de serlo están generalizadas en el ejército de los EE UU.

Posted by: Anonymous at Abril 25, 2005 05:09 PM