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Octubre 29, 2005

Los agujeros del embargo

Los senadores del Partido Demócrata han difundido su propio informe sobre la corrupción del programa petróleo por alimentos. No para señalar a nuevas empresas como responsables del fraude sino para acusar a su propio Gobierno de negligencia en el cumplimiento de las sanciones.

Se refieren al caso de la empresa norteamericana Bayoil que importó de forma ilegal petróleo iraquí y pagó sobornos por valor de 37 millones de dólares. En abril, Bayoil fue condenada en EEUU por este delito, pero en realidad los inspectores de la ONU que controlaban la aplicación del programa (con no demasiado éxito como sabemos) sí detectaron los manejos de esta empresa en los años 2001 y 2002.

Denunciaron lo que sabían al Departamento del Tesoro norteamericano, pero sus interlocutores no mostraron mucho interés en actuar. Carl Levin, senador de Michigan:

"By not responding to repeated U.N. requests for help in investigating this scheme, the U.S. Treasury Department failed in its oversight obligations and missed an opportunity to stop a U.S. corporation from contributing to Saddam's efforts to corrupt the oil-for-food program".

Algunos han citado estos días otros casos de violación consentida del programa. El caso más evidente es la venta de petróleo iraquí a Jordania y Turquía fuera de los controles de Naciones Unidas y, por tanto, de forma semiclandestina. En teoría, esas ventas favorecían aún más la entrega de sobornos y comisiones ilegales.

Digo semiclandestina en vez de clandestina, aunque en realidad no había ningún secreto. Si hubiera existido Google Earth por entonces, quizá hasta habríamos podido ver las filas de centenares de camiones cisterna que atravesaban casi todos los días la frontera entre Jordania e Irak.

La diferencia con otras violaciones del embargo es que los Gobiernos turco y jordano eran aliados de EEUU, en la medida en que un Gobierno de Oriente Medio pueda ser aliado de Washington. Habrá quien se indigne con este doble rasero y comience a rasgarse las vestiduras pero, antes de que se quede sin vestuario, debería saber que las sanciones aprobadas por la ONU no se adoptaron para castigar a Jordania o Turquía, sino a Irak.

Ni turcos ni jordanos podían vivir sin el petróleo iraquí. La ayuda no salía gratis. El Gobierno jordano nunca podía permitirse muchas críticas al Irak de Sadam. Aún así, Washington no podía imponer una aplicación purista del embargo, porque hubiera desestabilizado a Jordania y, en definitiva, beneficiado a Sadam.

En cualquier caso, es un buen ejemplo de por qué las aplicaciones de embargos y sanciones internacionales siempre dejan el número suficiente de agujeros como para que no terminen perjudicando a sus promotores y a sus aliados. Eso sí, siempre que las sanciones no pierdan toda su efectividad.

En el caso de Irak, y a pesar de los 1.800 millones de dólares en comisiones ilegales que fluyeron hacia Bagdad, las sanciones cumplieron su objetivo: impedir que Sadam empleara los fondos del petróleo para reanudar con éxito su programa de armas nucleares. Pero eso es otra historia.

Posted by Iñigo at Octubre 29, 2005 01:28 PM

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Comments

Gran analisis.

Posted by: Cancito at Octubre 29, 2005 02:31 PM