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Febrero 14, 2006

Invertir en el caos

Si un resultado electoral no gusta, lo mejor es tirar las urnas a la basura y volver a empezar. Quizá con la ayuda del destino, el nuevo veredicto electoral convenga más a nuestros intereses.

Israel y EEUU creen haber encontrado la medicina necesaria para afrontar las consecuencias de la victoria de Hamás en las elecciones. Según el NYT, el plan consiste en "desestabilizar el Gobierno palestino para que las nuevas autoridades de Hamás fracasen y vuelvan a convocarse elecciones".

La principal, y en realidad única, herramienta del programa es económica. Suponen que sin fondos para pagar los salarios de los funcionarios y los servicios básicos el nuevo Gobierno se desmoronará y los palestinos culparán del caos a los integristas.

La estrategia sólo podría funcionar con la complicidad directa del presidente, Abú Mazen, cuya función consistiría en disolver la Cámara a la primera oportunidad.

De entrada, este socio no parece estar muy inclinado a boicotear a los vencedores de las elecciones. Y no carece de medios para vigilarles. El Parlamento palestino saliente acaba de aprobar por ley la creación de un Tribunal Constitucional, cuyos miembros -menuda sorpresa- serán elegidos directamente por Abú Mazen. Curiosamente, Fatah no había sentido hasta ahora la necesidad de dotar a la Administración palestina de esta institución. Pero ya que existe, supongo que el presidente podrá emplearlo para marcar jurídicamente los límites a Hamás.

Volviendo a la presunta alianza entre israelíes y norteamericanos, otro de sus puntos débiles es dar por hecho que los palestinos, no mucho tiempo después de la cita electoral, culparán del caos a Hamás y no a aquellos que boicotearán al nuevo Gobierno. No es imposible, pero sí bastante poco probable.

Todos estos cálculos son, al menos, posibles porque la distancia entre Hamás y Fatah en las urnas fue menor de lo que indicaba el reparto de escaños (73 sobre 125 para los integristas). En voto directo, la distancia entre los dos partidos fue mínima: un 44% de Hamás y un 42% de Fatah.

La mitad de los diputados se adjudicó por ese voto directo y la otra mitad por el resultado en cada circunscripción. En algunas de ellas, el voto a Fatah se dividió entre el candidato oficial y otro independiente cercano al partido de Abú Mazen.

Los palestinos deberían aprender de los egipcios. ¿Cuál ha sido la última decisión de Mubarak para promover la democracia en su país? Aplazar dos años la celebración de las elecciones municipales. La idea es imbatible. Si no celebramos los comicios, ¿cómo van a ganar los integristas?

Posted by Iñigo at Febrero 14, 2006 06:44 PM

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