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Abril 22, 2006
Espías a la carta
Un ex alto cargo de la CIA ha confirmado que el ministro iraquí de Exteriores antes de la guerra, Naji Sabri, era un agente a sueldo de los servicios secretos norteamericanos. Después de tantos años sin un maldito confidente que llevarse a la boca (excepto los impostores que facilitaba el CNI de Ahmed Chalabi), la Casa Blanca debería haber estado eufórica al conocer la noticia. Pero no.
Tyler Drumheller ha contado al programa 60 Minutes de la CBS que el problema residía en la información que facilitó Sabri, que obviamente se estaba jugando el cuello y algunas otras partes blandas de su cuerpo por colaborar con la CIA:
"[The source] told us that there were no active weapons of mass destruction programs," says Drumheller. "The [White House] group that was dealing with preparation for the Iraq war came back and said they were no longer interested. And we said 'Well, what about the intel?' And they said 'Well, this isn't about intel anymore. This is about regime change.' "
Eso fue en septiembre del 2002, seis meses antes de la invasión. La decisión política ya estaba tomada y los fontaneros de la Casa Blanca sólo estaban dispuestos a aceptar información de los servicios de inteligencia si confirmaba la versión oficial que habían fabricado durante meses. Allí también tenían varias líneas de investigación, pero sólo habían una a la que prestaran atención Bush y Cheney. Que estuviera basada en mentiras o rumores no la descalificaba. Muy al contrario.
Posted by Iñigo at Abril 22, 2006 06:03 PM
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