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Mayo 01, 2006
Luces, cámara... disparen
Tiene aspecto de peligroso insurgente, pero esas uñas tan cuidadas le delatan. Sólo es un actor. Interpreta un papel en un escenario en el que Hollywood y el Pentágono colaboran para intentar enseñar a los soldados técnicas de contrainsurgencia para la guerra de Irak.
John Burns y Dexter Filkins, dos veteranos periodistas del NYT que han pasado mucho tiempo cubriendo esa guerra, han visitado un centro de maniobras muy singular. En el desierto de Mojave, el Ejército se ha gastado unos cuantos millones en construir la réplica de doce pueblos iraquíes de distintas dimensiones y características.
La población civil son iraquíes residentes en EEUU que tienen prohibido hablar en inglés. Los 'insurgentes' son soldados norteamericanos disfrazados de civil o con indumentaria paramilitar que preparan y ejecutan toda clase de trampas. No falta de nada. Hay hasta 'periodistas' de Al Jazeera que graban las imágenes de las muertes de civiles.
Todo este teatrillo de verdad intenta conseguir que los soldados cometan los errores en Mojave, y no en el propio Irak, donde quizá les costarían la vida, a ellos o a los civiles.
Los cursos, por los que pasan casi todos los soldados que son destinados a Irak, son un reconocimiento inteligente de que las guerras contra movimientos insurgentes serán el escenario bélico más habitual para los militares de EEUU en los próximos días. La extraordinaria ventaja tecnológica de sus fuerzas no será tan determinante cuando el enemigo no combata a campo abierto y vestido de uniforme.
La idea ha llegado un poco tarde. Los norteamericanos se han pasado tres años siendo atacados por unas fuerzas insurgentes que no han visto mermada su fuerza en ese tiempo. Y eso que ni siquiera cuentan con el apoyo de toda la población iraquí, ya que la mayoría de los shiíes no se siente representada por una insurgencia que es fundamentalmente suní.
Se da la paradoja de que el centro de Mojave funciona a pleno rendimiento cuando las fuerzas estadounidenses en Irak han comenzado ya a abandonar los centros urbanos y agruparse en inmensos cuarteles, alejados en la medida de lo posible del contacto con la población civil.
Era muy poco probable que en el 2003 o el 2004 el Pentágono aceptara la necesidad de intensificar el tipo de ejercicios que se practican en Mojave. Por entonces se decía que la insurgencia estaba compuesta por "restos" del Baas y algunos yihadistas extranjeros. Nada que tuviera que inquietar a sus soldados.
Desde el primer momento, el Pentágono y la Casa Blanca han subestimado el poder de la insurgencia. Han dicho tantas veces que estaba en sus últimos estertores que habrá que concluir que está teniendo una agonía larguísima. La cifra total de insurgentes, que a fin de cuentas sólo puede ser una estimación, es un curioso ejemplo.
Al principio, calculaban que como mucho contaba con unos 5.000 integrantes. En el gráfico inferior, publicado por la revista The Atlantic, se vé cómo a partir del 2004 la cifra más repetida era la de 20.000. Sin embargo, el número de insurgentes detenidos o muertos en el 2004 y 2005, según el Ejército norteamericano, fue de 47.970.
A ese ritmo, la oposición armada a la ocupación norteamericana habría desaparecido por falta de efectivos hace tiempo. Evidentemente, no ha sido así.
Ahora parece claro que esos "estertores" durarán hasta que el último soldado norteamericano abandone Irak.
Posted by Iñigo at Mayo 1, 2006 05:28 PM
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