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Junio 08, 2006
Zarqaui, el hijo bastardo de la guerra
Abu Musab Al Zarqaui ya es historia. El líder de Al Qaeda en Irak ha sido eliminado en un ataque aéreo sobre la casa en la que estaba reunido con varios de sus ayudantes. Tanto el primer ministro iraquí como la propia organización terrorista han confirmado la noticia.
EEUU y el Gobierno de Nuri Al Maliki han conseguido el póker que llevaban tiempo buscando. Maliki ha añadido a esta mano un triunfo más: el Parlamento ha aprobado el nombramiento de los ministros de Interior y Defensa, que había quedado en suspenso desde la formación del Gabinete hace tres semanas.
Zarqaui es un hijo bastardo de la guerra de Irak. Sin ella, no hubiera pasado de ser uno de los muchos yihadistas peligrosos que circulan por el mundo islámico dispuestos a emular las 'hazañas' de Al Qaeda. Como demuestran los atentados de Madrid y Londres, esos terroristas pueden causar terribles tragedias, pero no suponen una amenaza estratégica contra Occidente.
La invasión de Irak le dio el campo de batalla que le terminaría convirtiendo en el nuevo enemigo público número uno. Le dio el estatus suficiente como para enmendar sus complicadas relaciones con Osama bin Laden y terminar asumiendo el mando de la franquicia de Al Qaeda en Irak.
Bin Laden lo mantuvo a distancia durante un tiempo. El terrorista de modales aristócratas no tenía muchas cosas en común con un antiguo delincuente jordano. Al final, tuvo que resignarse a aceptar que sólo Zarqaui estaba en condiciones de mantener viva en Oriente Medio la marca Al Qaeda.
Ahmed Fadel Al Jalaylah (su verdadero nombre) nació en octubre de 1966 en Zarqa, una ciudad jordana de 800.000 habitantes. Le llaman "el Chicago de Oriente Medio" por su pobreza y los grupos criminales que controlan sus calles, el tipo de sitio del que todo el mundo intenta salir cuanto antes. Llama la atención que Zarqaui utilizara el nombre de su localidad natal para construir su nueva identidad. Había ganado en sus calles una reputación de criminal sin escrúpulos y debía de guardar buenos recuerdos de entonces.
Pasó por prisión y recuperó la fe religiosa, aunque la compasión y el amor nunca formaron parte de sus virtudes. Sólo cambió de amo, no de estilo de vida.
Con su nueva identidad, hizo la peregrinación que le correspondía. Llegó a Afganistán cuando ya era demasiado tarde. La gran cruzada contra la URSS había concluido. Al igual que otros yihadistas que no querían reconocer la autoridad de Bin Laden, formó su propio campo de entrenamiento de terroristas. Profundizó sus convicciones violentas, pero sin crear una organización estable. Necesitaba socios, preferiblemente con credenciales religiosas más arraigadas que las suyas. Los encontró en su país y en el Kurdistán iraquí.
En un artículo de título revelador ("The myth of Zarqawi"), Loretta Napoleoni describe el momento en que el terrorista jordano alcanza el estrellato por cortesía de un 'socio' muy diferente: Colin Powell.
Antes de este gran salto, Zarqaui había entrado en contacto con dos grupos integristas que se habían fundido en una sola organización, Ansar Al Islam. Su base era el norte de Irak, en la zona que había quedado fuera del alcance del régimen de Sadam Hussein. Los servicios de inteligencia kurdos detectaron su presencia y, con razón, se alarmaron. Sadam podía utilizarlo como arma propagandística (no era él quien les estaba dando refugio) y suponía también una amenaza. Los yihadistas no cuentan con muchas simpatías hacia los kurdos, sobre todo si éstos, como es habitual, consumen alcohol y practican una versión del Islam casi herética para los ultraortodoxos.
Los servicios kurdos comunicaron a Washington, con pruebas frágiles o inventadas, que Zarqaui y Ansar Al Islam eran los responsables de un intento de atentado contra varios hoteles en Ammán, el complot del Milenio, y del asesinato de un diplomático norteamericano.
La conexión era casi inexistente. En cualquier caso, Zarqaui empezó a ser conocido en Washington. Y Ansar Al Islam no era ninguna invención.
En su célebre discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Colin Powell desgranó las (falsas) pruebas sobre el arsenal prohibido iraquí y dedicó un capítulo a las conexiones entre Bagdad y Al Qaeda. Anunció a la opinión pública mundial que Irak albergaba "una red terrorista, dirigida por Zarqaui, un socio y colaborador de Osama bin Laden".
Era falso, pero a fin de cuentas no era la mayor mentira que se había colado en ese discurso.
Pocas veces un terrorista consigue que sus enemigos sean quienes le lancen a la fama. Se necesita un curriculum, habitualmente con forma de sangrientos atentados. Ni siquiera los expertos en Al Qaeda sabían de la existencia de Zarqaui y los que tenían referencias de él no le daban mucha importancia.
Gracias a Powell, el criminal de Zarqa ya tenía un estatus de celebridad en el mundo yihadista. Y lo mejor, para él, estaba por llegar.
En el universo neocon, el fin de la dictadura de Sadam era la oportunidad soñada para introducir la democracia en Oriente Medio y eliminar a los enemigos más irreductibles de Israel. Resultó ser todo lo contrario. Irak se convirtió en una inmensa universidad del terrorismo, un paraíso del caos ofrecido en bandeja de plata a los yihadistas de medio mundo.
Zarqaui, que nunca fue un fino analista político, no esperó a sumarse a un futuro movimiento nacionalista suní. Cuando la insurgencia empezó a dar sus primeros pasos y sólo era un amplio número de grupos con pocas conexiones entre sí, él ya se había hecho notar. Los atentados suicidas contra la sede de la ONU en Bagdad y una mezquita (con 125 muertos, entre ellos, el líder del mayor partido shii) fueron su entrada en escena.
A partir de entonces, Zarqaui dejó de ser un mito o un chivo expiatorio. Era tan real que hasta Bin Laden optó por acogerle en su grupo. El jordano reconoció la autoridad política del saudí, y éste entregó a Zarqaui el encargo de dirigir en la práctica los destinos del grupo terrorista.
Al Qaeda había dejado de existir como organización, con la mayoría de sus dirigentes eliminados y con su líder escondido en algún lugar remoto. Todas sus esperanzas estaban puestas en aprovechar en Irak las ventajas irrepetibles que el Pentágono había puesto a su disposición. Sólo Zarqaui podía enviar al mundo el mensaje de que Al Qaeda no morirá con su líder.
No había límites a la capacidad de fabulación sobre su poder. Algunos hasta creyeron ver su mano en el atentado del 11-M. Pero cuando fue capaz de organizar un atentado en su propio país natal, se empezó a pensar que el veneno de Zarqaui terminaría extendiéndose más allá de las fronteras de Irak. Parte del miedo estaba justificado. Irak está mucho más cerca de Europa que Afganistán.
En los últimos años, Zarqaui ha invertido sangre y armas en convertir a su país de acogida en el escenario de una guerra civil. Odia a los shiies y no tiene escrúpulos en eliminarlos por decenas en cada atentado. Por mucha palabrería antiamericana que utilice, la auténtica víctima de su campaña criminal ha sido la población civil iraquí.
Ya con la marca de Al Qaeda firmando sus acciones, Zarqaui ha continuado siendo una baza propagandística interesante para sus enemigos. Durante un tiempo, el Pentágono sostuvo que la insurgencia, siempre "en sus últimos estertores", sólo se alimentaba de los restos del viejo régimen baasita del terror. La coartada fue perdiendo valor y había que buscar un rostro tenebroso que alejara la idea de un movimiento nacionalista suní contra la ocupación.
Como aún hay mucha gente en el mundo, preferiblemente en la izquierda, que piensa que una guerrilla nunca utiliza el terror (una idea tan desconectada de la realidad como la que dice que los Ejércitos siempre respetan las Convenciones de Ginebra), había que rentabilizar la imagen terrorista de Al Qaeda y Zarqaui.
Se aumentó la recompensa por su captura hasta llegar al precio más alto: 25 millones de dólares. Todos los atentados con explosivos fueron adjudicados a su firma. Se mantuvo así la quimera de que la mayor amenaza contra un Irak democrático procedía del exterior. Hasta los políticos iraquíes estaban satisfechos con esta versión. Es, además, una costumbre muy extendida en Oriente Medio. La culpa siempre es de los demás: EEUU, Israel, Europa, Al Qaeda, el país vecino..., nunca de los que gobiernan.
A pesar de la exageración del papel de Zarqaui, reconocida en privado por los servicios de inteligencia, el daño que ha provocado ha estado muy cerca de alcanzar las dimensiones de su fama. Tanto es así que algunos grupos insurgentes se han enfrentado a los terroristas de Al Qaeda.
Después de todo lo que ha ocurrido en Irak en los últimos tres años, nadie se atreverá a sostener que la eliminación de Zarqaui es el preludio del fin de la violencia. Parecidos pronósticos en el pasado fueron desmentidos en cuestión de semanas.
Sí es una oportunidad para el nuevo Gobierno de Maliki, que puede ahora intentar ampliar su legitimidad. Para convencer a los iraquíes de que está en condiciones de garantizar su seguridad. La legitimidad democrática ha perdido mucho valor en Irak por culpa de la incapacidad de los políticos locales. Unos partidos que tardan cuatro meses en formar un Gobierno tras las elecciones (y cinco en completarlo) sólo pueden presumir de haber derrochado todo ese apoyo popular.
No fue Zarqaui quien creó el caos permanente en el que vive Irak, pero sí uno de sus mayores beneficiarios. Eliminado el 'decano' de la universidad terrorista, y si las condiciones no cambian, algún 'profesor' con la experiencia precisa alcanzará el puesto ahora disponible. La cátedra tiene muchos aspirantes.
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En Guerra Eterna:
Las tomas falsas de Al Zarqaui. 5 mayo 2006.
Zarqaui TV. 26 abril 2006.
Crimen contra los shiíes en Irak. 22 febrero 2006.
El prólogo de una guerra civil. 28 febrero 2005.
Al-Zarqaui y Al Qaeda. 23 septiembre 2004.
Posted by Iñigo at Junio 8, 2006 05:34 PM
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Comments
Magnífico resumen. Tras el discurso de Powell, muchos medios norteamericanos e incluso algunas agencias internacionales no dudaron en unir en sagrado matrimonio a Zarqaui y a Bin Laden. Convertido anticipadamente en lo que finalmente fue (Al Qaeda en Iraq), con su muerte ahora se puede señalar mejor a los medios que han optado por no 'madurar' después de estos años y seguir haciendo el ridículo (titular de Fox News: "Terminated!").
Como muy bien se afirma en el texto, el único que puede sacar algo de esta muerte es Maliki. Pero deberá demostrar que es capaz de dar un golpe similar el solo, sin las tropas norteamericanas, así que supongo que ahora mismo el más interesado en investir a un "decano" sustituto es el propio primer ministro iraquí.
Posted by: Alfonso Torán at Junio 8, 2006 08:18 PM
Magnífico post. Zarqaui no era, ni de lejos, el peor problema de Irak. Lo que está por ver es si el nuevo gobierno está por arreglar cosas o armar cada facción para la guerra...
Posted by: Egocrata at Junio 8, 2006 08:47 PM
Enhorabuena por el comentario. Es magnífico.
Posted by: mvinas at Junio 8, 2006 09:45 PM
Excelente tu resumen, yo he leido lo que ha publicado el Evening Standard hoy por la tarde y es pura basura. Gracias por iluminarnos Iñigo. Y ahora unas cuantas preguntas:
¿Por qué Bush no dio la orden de acabar con Al-Zarqawi antes de la guerra de Irak??? Los servicios secretos supieron durante más de un mes, donde se encontraba a cada segundo y se lo contaban a Bush cada mañana en las reuniones de la CIA con el presidente. Four Corners programa de investigación el 1o de Mayo 2006 en la ABC TV.
¿Después de que te han caído encima 2 bombas de 500 kilos, si será que te quedas tan enterito como aparece Zarqawi en las fotos??? Según el video mostrado por las cadenas de televisión las dos bombas no tendrían que haber dejado nada que fuera más grande de 2 centímetros.
¿Si era el terrorista más buscado en Irak con una recompensa de 25 millones de dólares, porque lo soltaron cuando lo arrestaron el año pasado??? CNN.com 15 diciembre 2005
Es tan absurdo todo esto que si lo cuentas por ahí te miran como si estuvieras loco, y enseguida te dicen que eso suena a teoría de la conspiración. Y ya saben, si lo que dices suena a teoría de conspiración, enseguida te ven como si fueras un “nerd” con gafas culo de botella y sin vida social que anda buscando marcianos viviendo entre nosotros con el consentimiento del gobierno americano; y pierdes toda autoridad y razón aunque estés acertado.Tal vez esa sea la mejor manera de esconder la verdad, exagerándola y haciéndola increíble.
Posted by: melendex at Junio 9, 2006 02:19 AM
¿Existió este hombre? ¿A qué proyecto servía realmente este personaje al que quienes le trataron definen como un tipo violento, corto de luces, carente de toda formación y sin mayor capacidad para el liderazgo? ¿Nos contarán alguna vez toda la verdad sobre el llamado terrorismo islamista y los auténticos intereses que lo manejan?.
Posted by: joaquim at Junio 9, 2006 11:50 AM
¿Era el hombre que todos "conocíamos", es decir, el "genio" militar: gran estratega, mejor táctico?
¿Cuántos hombres constituían su aparato militar?
¿Dentro de Irak qué dimensiones tenía el grupo que mandaba Al Zarqawi? a qué nivel se hallaba en comparación con las otras milicias?
Posted by: Antinoo at Junio 9, 2006 10:05 PM