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Agosto 04, 2006
Las bayonetas vuelven a estar de moda en Israel
Mucho antes de los grandilocuentes planes de Bush y Cheney para cambiar Oriente Medio, otros experimentos similares sufrieron el mismo destino. Me refiero a la invasión del Líbano por Israel en 1982. Begin y Sharon, más el segundo que el primero, no sólo pretendían expulsar a la OLP del Líbano, cosa que consiguieron, sino refundar el país vecino a su imagen y semejanza: colocar a Bechir Gemayel al frente de un Estado en el que los cristianos consolidaran su dominación de la política del ex país a expensas de la mayoría musulmana, y en el camino entablaran relaciones pacíficas con el Estado judío.
Como ahora todos sabemos, y especialmente en Israel, esa guerra creó las condiciones para el despertar político de la comunidad shii y, con la inestimable ayuda de Irán, para la creación de un enemigo más fanático y más peligroso que la OLP: Hizbolá. Veinte años después, las tropas abandonaron el sur de Líbano y, en la práctica, lo dejaron en manos de la guerrilla integrista.
Ahora, el Gobierno y el Ejército israelíes no quieren bajo ningún concepto volver a cometer el error de 1982. Su opinión pública no lo permitiría. Pero se da la paradoja de que el plan inicial con el que afrontaron esta crisis no está funcionando y pueden verse obligados a elevar la apuesta hasta extremos inicialmente descartados.
No sé si es una casualidad o el comienzo de una tendencia, pero hoy veo en la prensa israelí varios artículos que cuestionan la estrategia de sus Fuerzas Armadas y previenen contra la tentación de repetir antiguos fracasos. A la Talleyrand, le están advirtiendo a su Gobierno de que en Líbano no resulta ya muy inteligente sentarse sobre las bayonetas.
El aviso más contundente proviene de uno de los periodistas que mejor conoce lo que ocurrió en 1982 y los años siguientes. Ze'ev Schiff, coautor de uno de los mejores libros sobre esa guerra (Israel's Lebanon War), lo deja claro en su artículo: Stay out of the Lebanese quagmire.
Schiff escribe que el Gobierno cometió un error al no poner en marcha una ofensiva terrestre masiva sobre el sur de Líbano para impedir los ataques con katyushas. Eso era más importante que bombardear Beirut. Sin embargo, el periodista de Haaretz no alberga delirios de grandeza. Es muy consciente de que el Ejército no debe ocupar todo el sur del país a la espera de la llegada de una fuerza internacional que nadie sabe cuándo aparecerá. Cualquier cosa antes de volver a justificar a ojos de los libaneses la existencia de Hizbolá como la única fuerza militar que lucha por defender la soberanía del país.
Aún más crítico es el profesor Zeev Maoz en War of deception and stupidity:
The war in Lebanon is a conflict whereby the political stupidity, blindness, blundering military actions and lack of justice and morals go hand in hand. This is a war in which we and the Hizbullah (as well as the US) are competing over the level of stupidity and who will shoot himself in the leg more often.
Maoz no se cree la propaganda de su Gobierno y advierte de que todo el dolor y la sangre derramada a ambos lados de la frontera sólo servirá para volver a una situación muy parecida a la que se vivía poco antes del inicio de las hostilidades. Con el agravante de que Israel sólo conseguirá crearse nuevos y más decididos enemigos, como ocurrió en los años ochenta tanto en el Líbano como en los territorios palestinos.
Éstas y otras críticas se basan en la constatación del fracaso de la estrategia del alto mando militar, basada en el protagonismo de la Fuerza Aérea y la intervención puntual de las tropas de tierra. En el plano político, el plan se basaba en otra entelequia: la idea de que el castigo desde el aire (con una pequeña ayuda de la propaganda) obligaría a los libaneses a volverse contra Hizbolá. Una parte muy importante, quizá mayoritaria, de la sociedad libanesa rechaza las ideas y la violencia de Hizbolá, por no hablar de su relación directa con Damasco y Teherán. Pero defender los intereses de una potencia extranjera que ha matado a cententares de civiles es un paso que pocas sociedades darían, incluida la israelí.
Desde el punto de vista militar, una vez más se ha puesto en evidencia las limitaciones de la aviación como única piedra angular de una guerra. Existen precedentes que pueden justificar esa idea (Kósovo y la invasión de Irak de 1991), pero no sirve como receta mágica en todos los conflictos bélicos.
Es cierto que otros analistas, como Yossi Melman, son mucho más optimistas y continúan convencidos de que Israel está ganando la guerra. No aceptan las comparaciones con 1982 y destacan que su país está controlando su potencial militar y, por tanto, su capacidad de destrucción. Las frías cifras les avalan, aunque yo diría que ése es un triste consuelo:
In the first week of the 1982 war, between 6,000 and 10,000 Lebanese and Palestinians were killed. This time, in about three weeks of fighting, about 700 Lebanese civilians and more than 300 Hezbollah men have been killed. In 1982 Israel provoked Syria and sought to drag it into the war (and almost succeeded). This time Israel is trying to leave Syria out of the war.
La carnicería no llega a los extremos de entonces, es cierto. Dudo de que la población libanesa sea capaz de valorar la diferencia.
Los discursos triunfalistas de las autoridades israelíes tienen menos posibilidades de tener éxito si continúan apareciendo análisis críticos en los medios de comunicación del país. No se trata de hacer alarde de una supuesta victoria de Hizbolá que no se está produciendo. Los integristas también están sufriendo un duro castigo. Su baluarte dentro de Beirut ha sido hecho cenizas desde el aire. Es probable que en los combates del sur hayan perdido a 200 o 300 de sus combatientes -ellos dicen que sus bajas no llegan a cien- y es difícil que puedan resistir el empuje de una ofensiva masiva israelí.
Pero ni siquiera sus más acérrimos enemigos confían en una desaparición de Hizbolá. El arsenal consumido o destruido puede ser reemplazado por Teherán. Su capacidad para plantar cara al Ejército israelí le será muy útil para sustituir a sus milicianos caídos. Su mayor esperanza reside en la dificultad de reclutar a sirios e iraníes en cualquier esfuerzo occidental para pacificar la frontera.
Los israelíes confían en que, sin el apoyo de sus patronos exteriores, los integristas queden militarmente desactivados, aunque continúen siendo una fuerza política relevante en el Líbano. A día de hoy, aún no hay ningún indicio claro de que esto vaya a suceder. Asad ya le ha dicho a Moratinos lo que Siria quiere obtener a cambio de su contribución al fin del conflicto.
La factura podría ser demasiado alta para Israel. Sus soldados pueden verse forzados por sus generales a crear otra "zona de seguridad". El alto mando militar anunciará que será la única alternativa posible a la derrota o a un empate que Hizbolá presentará como una victoria.
En ese momento, los militares estarán pidiendo a sus compatriotas que vuelve a ser necesario sentarse sobre las bayonetas. Esta vez no lo tendrán tan fácil. No todos los israelíes estarán convencidos de que era necesario retrasar veinte años el reloj del país para enviar otro mensaje disuasorio a los enemigos del Estado de Israel.
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Hoy:
Israel lleva su ofensiva a la frontera entre Líbano y Siria y mata a 28 civiles. Informativos Telecinco.
Hezbolá ataca el corazón de Israel con cohetes de largo alcance. El País.
Lebanon counts human cost of 23 days in firing line. The Guardian.
Three killed, one critically hurt in Katyusha attacks. Haaretz.
Iran: We supplied Zelzal-2 to Hizbullah. The Jerusalem Post.
Posted by Iñigo at Agosto 4, 2006 08:19 PM
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Comments
Totalmente de acuerdo.
El ataque israelí no está consiguiendo el objetivo de silenciar los cohetes, está lógicamente acrecentando las enemistades entre los atacados y los que se sienten próximos a ellos y está haciendo el mejor favor a Hezbolláh: son los únicos que aguantan el envite.Como ya hicieron y como lo están haciendo.
Gracias a que en Israel existe la prensa libre, a diferencia de cualquiera de los estados del entorno, podemos leer articulos con reticencias acerca del tipo de despliegue. De nuevo Haaretz (www.haaretz.com) es una fuente seria de referencias.
En un articulo se expresa la falta de preparación y equipamiento de los reservistas. como ocurre en Irak no parece que el presupuesto se diseñe para proteger a todos los soldados y para los reservistas de distinto tipo queda el material anticuado. Me permito transcribirlo:
http://www.haaretz.com/hasen/spages/747356.html
"IDF reservists: Our missions are unclear, our combat equipment is antiquated
By Amiram Barkat and Amos Harel, Haaretz Correspondents
Reserve soldiers are returning from fighting in south Lebanon with harsh criticisms of their operational preparedness and the combat equipment with which they had been supplied.
After three days of combat in south Lebanon, infantry soldiers from the Israel Defense Force's reserve Carmeli Battalion returned Sunday to Israel.
A., a young reservist who spent his mandatory service in the Golani Brigade during the second intifada, said, "For two days, we barely made any progress. The soldiers simply don't really know what the mission is. You are mostly kept busy with protecting yourself."
Interviews with the battalion's soldiers revealed a picture of complicated fighting under heavy Hezbollah fire in which the soldiers know very little of their mission.
Nearly every reserve unit has complained about a lack of emergency equipment over the past several days.
The soldier's in A.'s brigade operated in the villages of Kila and Bnei al-Awad in the central sector. A. says that things he witnessed in recent days in Lebanon bear no resemblance to anything he saw as a recruit in the Palestinian territories. "We seized a few homes in the village under constant bombardment from mortar shells," A. says. "It is nothing like the territories. During daylight hours, you do not see a living soul. You barely see anything at night either. There are apparently people who pass Hezbollah information regarding the location of our forces and they fire mortar shells. The shells fall around you and that is frightening.
"Many soldiers don't have short-barreled M-16 rifles, communications equipment or even tourniquets," "A" said.
Hanan (fictitious name), who serves in an elite reserve unit, said soldiers returning from combat in Lebanon were forced to hand their weapons over to soldiers heading north across the border.
Gili is also a soldier in an elite reserve infantry unit that is supposed to be supplied with the most sophisticated equipment. One week ago, when his unit was deployed to Lebanon, it became clear that most of their wartime equipment was missing from their emergency warehouses.
"We are supposed to enter the fray against guerilla fighters who have been training for six years," Gili said Monday. "And our weapons are the only advantage that we have over them. During all the years that I served in the reserves, we had the best equipment but now that we have reached the moment of truth the equipment has vanished."
Soldiers from the Alexandroni Brigade now serving in Lebanon were shocked to discover they were issued equipment dating from the first Lebanon war in 1982.
"My helmet was manufactured in 1981," said 22-year-old Gal. "It is three years older than me."
The unit's maintenance officer, Eli Altman, said the newest equipment was naturally distributed to combat soldiers in the regular army. Altman added, however, "We could have ensured that the equipment in our warehouses would be useable."
Less deployment, more training
Former chief reserve officer Brigadier General Ariel Heimann said he was troubled by the combat fitness level of reserve soldiers.
It is no secret that the IDF's reserve units were the main victims of budget cuts over the past several years.
"The easiest thing is to cut training hours," Heimann said. "What is clear is that the reserve units have not been trained enough. The extent to which this lack of training is critical can only be measured during combat."
Against the background of budget cuts, Heimann and others led reforms in reserve service in which it was decided to exempt reserve forces from military operations and limit their days of service to training. Heimann maintains that the current war proves the wisdom of this decision.
Contrary to soldiers in the regular army, reservists are not required to maintain their fitness level.
Before their deployment in Lebanon, soldiers from the Alexandroni Brigade trained for three days. During this short period of time, the reservists were meant to prepare themselves long hikes through steep, rocky terrain while carrying equipment weighing up to 40 kilograms.
Reserve deputy battalion commander Major Ziv Rozelman said their extensive combat experience and their earlier periods of deployment in Lebanon give make up for their lower fitness levels.
Deputy Battalion Commander Major Ziv Rozelman claims that reservists' previous combat experience and the fact that, unlike recruits, they served in Lebanon in the past compensates for their lack of physical fitness. "There is no doubt that enlisted soldiers are stronger but we are like old bulls: We work slowly but surely and take no risks."
Posted by: pecha at Agosto 7, 2006 05:48 PM