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Septiembre 17, 2006
Libertad y arbitrariedad
Los derechos siempre sufren cuando se impone la arbitrariedad. Cuando el gobernante se reserva un amplio margen de discreción en la aplicación de la norma. Cuando el ciudadano ve que puede ser sancionado por una interpretación muy personal de una normativa vaga y confusa.
Si se hace en nombre de principios aceptados por todos, el perjuicio no es menor.
El PSOE insiste en poner en marcha consejos audiovisuales, como apunta Juan Varela en su análisis de la Conferencia Política del PSOE. Los publicitados intentos por enrolarse en los nuevos tiempos tecnológicos quedan empequeñecidos ante la constatación de que estamos ante lo de siempre: los políticos españoles no paran de pensar en nuevas ideas para reforzar su control sobre los medios de comunicación.
El mantra que se repite es el de la "información veraz". Un objetivo elogiable, sin duda, pero los mecanismos que se quieren imponer huelen a intervencionismo y arbitrariedad. Los políticos, como ocurre en Cataluña, eligen a sus representantes para que sean éstos quienes decidan lo que es veraz. Hemos avanzado mucho. Antes eran sacerdotes y obispos los que nos decían dónde está la verdad. Ahora son catedráticos de universidad y periodistas cercanos al poder los encargados de guiarnos por el recto camino. Cambian los uniformes, pero poco más.
Y mientras tanto, Moraleda (como hicieron antes Miguel Ángel Rodríguez, Pedro Antonio Martín Marín y tantos otros de todos los Gobiernos) llama a los directores para quejarse por la información veraz que un periodista de a pie ha contado en su periódico, radio o televisión. ¿Alguien cree que los consejos audiovisuales harán algo al respecto?
En el caso de Cataluña, y dudo de que futuros consejos vayan por otra línea, la arbitrariedad roza el esoterismo. La ley que creó los consejos se autojustifica con la obligación de los medios de comunicación de reflejar "su realidad inmediata a partir de formas expresivas vinculadas a su abanico de tradiciones, a su entorno simbólico".
¿Quién puede dictaminar que una información, por criticable que pueda ser, se aleja de ese "entorno simbólico"? Este lenguaje que parece sacado de un programa de Iker Jiménez no esconde más que el intento de dejar manos libres a los consejos para hacer lo que les plazca.
Algunos -inocentes que somos- pensamos que ante los excesos en el uso de la libertad, la respuesta no debe consistir en aumentar las restricciones a los derechos civiles. Los que mandan no opinan lo mismo.
Posted by Iñigo at Septiembre 17, 2006 08:28 PM
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Comments
Primero limitar el acceso al contenido de páginas internacionales y ahora el nacional. La restricción de las informaciones que pueden o no leer, ver o escuchar los españoles debe estar regulado por ley, tal y como está ahora mismo. Si quieren que hagan una ley más firme y que controlen más la veracidad de las informaciones, pero retringiendo las antenas no se eliminan las ideas.
Posted by: Ottinger at Septiembre 18, 2006 11:57 AM
Hola:
Se hace necesario definir un espacio en el cual se puede actuar con independencia y libertad y en el cual se pueda dar un desarrollo humano.
Vivir significa estar limitado, los límites forman parte de la vida, que están ahí para proteger la vida y las ocupaciones de todos. Nuestro propio cuerpo está protegido del exterior por la piel. Los límites son siempre dolorosos y forman parte de la vida.
Apenas existen entornos adecuados para el desarrollo sano de los seres humanos, lugares como las carreteras y sus vehículos, fábricas y oficinas para desarrollar un trabajo del que no nos sentimos complacidos, hospitales masificados donde somos la enfermedad que padecemos, barriadas sin el calor del sol.
Vivimos en una sociedad donde se valora más la adaptación que la consideración de personas en desarrollo. El poder de los más fuertes sobre los más débiles, y la lucha por obtener las mejores oportunidades.
Hemos experimentado los límites como medio de coacción para hacer o dejar de hacer según lo que otros esperaban de nosotros. Debemos olvidar el significado de los límites han tenido en nuestra tradición cristiana: prohibiciones, advertencias, amenazas, requerimientos para respetar los derechos de los demás, llamadas a nuestro ‘yo’ mejor.
A veces se inventan límites porque se está convencido de que ejercen una influencia positiva en el desarrollo, pero si los límites no son realmente necesarios y se erigen únicamente para obtener determinados resultados tienen resultados demoledores ya que no se respetan los auténticos procesos vitales.
Nadie se comporta ‘mal’ (no percibir los límites o menospreciarlos) cuando se siente bien. En la realidad debe haber límites para nosotros cuyo objeto es que podamos sentir cierto ‘orden’. Los límites y las normas se aplican y están vigentes en la convivencia social de toda cultura.
La alegría de vivir debe impregnar las relaciones con nosotros mismos y con los demás, nuevas formas de relacionarse para compartir, cooperar y respetarse mutuamente.
Libertad y límites están íntimamente relacionados con dos conceptos: ‘amor’ y ‘respeto’.
saludos
Posted by: Antonio at Septiembre 24, 2006 03:55 PM