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Octubre 19, 2006
El último asalto en Irak será el peor
Por alguna extraña casualidad, el futuro nunca ha sido tan sombrío en Irak para EEUU y Al Qaeda. Lo primero no puede extrañar demasiado. Lo segundo tendrá consecuencias aún por definir.
El optimismo de Bush por conseguir la victoria, las críticas de Rumsfeld a los periodistas y los tenebrosos augurios de Cheney ya han quedado amortizados. La realidad, en su vertiente más dramática, se ha impuesto. Los sondeos indican que una clara mayoría de los norteamericanos no se cree que el destino de la "guerra contra el terrorismo" se esté jugando en Irak, y ése es ya el último clavo al que se agarraba la propaganda del Partido Republicano.
La situación es tan propicia para los demócratas que ni siquiera les obliga a plantear una alternativa. Se desconoce cuál es su plan para salir con la cabeza alta de ese pozo de caos y sangre en el que se ha convertido Irak. No importa. El índice de popularidad de Bush vuelve a caer por debajo del 40% y no hay más soluciones de última hora que puedan cambiar la tendencia.
Hasta el propio presidente admite que hay alguna relación entre la situación actual y la ofensiva del Tet en Vietnam. No quiere decir este desliz que haya admitido la derrota o que prepare una retirada escalonada de sus tropas. Eso no ocurrirá mientras él siga en la Casa Blanca. Supone reconocer que, con independencia del curso de los acontecimientos en Irak, la opinión pública puede estar perdiendo su compromiso con la aventura iraquí.
Lo que ocurre en Irak, militarmente hablando, no hará recuperar la fe en el presidente. Antes al contrario. Hace dos meses, el alto mando militar norteamericano decidió que el caos de Bagdad exigía una respuesta contundente. El discurso oficial sobre los buenos resultados del entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes estaba muy bien, pero su conducta sobre el terreno dejaba mucho que desear.
Miles de tropas de EEUU volcaron sus esfuerzos en la capital iraquí y sus inmediaciones. Llegó el Ramadán y la violencia se multiplicó. La ofensiva ha resultado un fracaso o, por decirlo con las palabras de un portavoz militar, no ha alcanzado las "expectativas" deseadas:
The spike in bloodshed during the Islamic holy month of fasting was "disheartening" and the Americans were working with Iraqi authorities to "refocus" security measures, Maj. Gen. William B. Caldwell said."In Baghdad, Operation Together Forward has made a difference in the focus areas but has not met our overall expectations in sustaining a reduction in the level of violence," Caldwell said at a weekly news briefing.
Hay que reconocer que a EEUU le han fallado sus aliados iraquíes. Desde junio del 2004 se han sucedido tres Gobiernos en Irak y todos han fracasado por lo mismo. No han podido garantizar la seguridad ni han construido un consenso para la organización del Estado que puedan suscribir por igual shiies, suníes y kurdos. La mayoría shii está compuesta por unos partidos, con sus correspondientes milicias, que carecen de un programa común. A su vez, en paralelo al aumento de la violencia, las milicias se han ido fragmentando en grupos armados incontrolados que no responden ante nadie y que dedican su tiempo a robar y practicar la limpieza étnica.
Las milicias shiies no necesitan ya a la insurgencia suní para llenar de sangre las calles. El último suceso ocurrido en la provincia sureña de Maysan es revelador.
Una milicia relacionada con el partido de Moqtada Al Sáder asesina al jefe de la inteligencia policial y a sus cuatro escoltas. El mando policial eliminado es además el responsable en la zona de las Brigadas Badr (la milicia del mayor partido shii. Sus familiares responden con el secuestro del hermano del jefe de la milicia de Al Sáder y los miembros de los dos grupos armados se enfrentan a tiros en las calles.
Los dos partidos políticos que patrocinan a estas milicias son aliados en el Gobierno que preside Nouri Al Maliki.
Decenas de cadáveres con signos de tortura aparecen todas las mañanas en las calles de Bagdad. Se dice que en los últimos meses ha muerto más gente asesinada por los escuadrones de la muerte shiies que en los brutales atentados de la insurgencia suní. Es un baño de sangre imposible de contabilizar.
Muchos de esos escuadrones forman parte de la nómina del Ministerio del Interior. Los norteamericanos han presionado a Maliki para que ponga fin a esta impunidad. Ni con medidas espectaculares -3.000 policías acaban de ser despedidos-, el Gobierno es capaz de poner orden en su propia casa.
En un intento desesperado por encontrar una salida, Maliki se reunió ayer con el gran ayatolá Sistani, el líder espiritual de los shiies. Los llamamientos anteriores de Sistani por acabar con esta guerra civil de baja intensidad no fueron escuchados.
De hecho, hace tan sólo unas semanas, Sistani renunció a intervenir en asuntos políticos porque nadie le escuchaba. Ni los políticos, a los que ha pedido en varias ocasiones que exijan a EEUU un calendario para la retirada de las tropas, ni los grupos armados implicados en las represalias contra los suníes. Por eso, dijo que su poder ya no era suficiente para salvar al país de la guerra civil.
En este panorama casi dantesco, el gran beneficiado debería ser Al Qaeda, a la que evidentemente le interesa que continúen en Irak los soldados norteamericanos. Sin embargo, el avispero iraquí es capaz incluso de volverse contra los más violentos.
Parece confirmado que la última declaración pública de Al Qaeda, anunciando la creación de un "Estado islámico" en las zonas suníes de Irak, ha sido recibida con desprecio por la insurgencia. Varios grupos armados suníes acusan a la organización de Bin Laden de propiciar la partición del país y de hacer más difícil la retirada de las tropas de EEUU. Al Qaeda no quiere saber nada de los shiies, a los que no considera musulmanes, y apuesta por crear un califato basado en la sharia en lo que quede de la destrucción de Irak.
Democracia en Irak fue una de las últimas banderas que ondeó la Administración de Bush. Los iraquíes tendrán suerte si les queda un país sobre el que construir el régimen político que prefieran.
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La ofensiva del Tet. Guerra Eterna, 12 abril 2004.
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But in fact, the current guerrilla war against US troops and the new Iraqi government isn't at all like the Tet offensive. It is deadly serious. Because the US military is not defeating the guerrillas militarily any more. They have succeeded in provoking an unconventional, hot civil war, which was their "poison pill" strategy for getting the US out. The US has alienated the Sunni Arab population decisively. In summer of 2003, only 14 percent of them supported violent attacks on US troops. In a recent poll, 70 percent supported such attacks. And, the guerrilla movement is well-heeled, well-trained, and adaptive.
Posted by Iñigo at Octubre 19, 2006 07:25 PM
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Comments
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas...¿un 11-S, segunda parte, por ejemplo? Esta vez no picará tanta gente pero seguro que lo hacen tan grande, tan espectacular y tan...nuclear, que seguro que todos tragarán de nuevo.
Posted by: Ryben at Octubre 19, 2006 10:56 PM
Es el c. de la Bernarda.
No recuerdo que en Vietnam se llegara a ese grado de violencia del todo contra todos.
Vietnam como berengenal sin salida, vale, pero para la descripción de descoque, tal vez el Líbano de los 80's...pero tampoco, porque no estaban ejercitos regulares metidos de esa forma y menos los USA...el Afganistán de los señores de la Guerra antes de la llegada de los talibanes cuando estaban dandole caña a los rusos y estos se mantenían en una guerra insostenible... puede
ser el simil mas adecuado.
Posted by: pecha at Octubre 20, 2006 08:32 AM