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Noviembre 21, 2006
Una historia de armas, sobornos y príncipes saudíes
Hay un asunto que está poniendo de los nervios a la familia real saudí:
A. La guerra de Irak.
B. Al Qaeda.
C. El precio del petróleo.
D. Ninguno de los anteriores.
La respuesta correcta es la D. El nombre de ese problema no suena muy amenazador, Al Yamamah (la paloma), y tiene que ver con dinero. No con cualquier cantidad de dinero sino con decenas de millones de libras esterlinas en forma de sobornos relacionados con el mayor contrato de ventas de armas que haya pasado por las manos de la industria de defensa del Reino Unido.
El primer contrato de Al Yamamah se firmó en 1985 y permitió la venta de aviones Tornado y Hawk a la Fuerza Aérea saudí. Riad pagaba con dinero en efectivo y petróleo, y garantizaba el mantenimiento de miles de puestos de trabajo de British Aerospace, más tarde convertida en BAE Systems. El tercer y último contrato quedó sellado en agosto de este año e incluye la venta de 72 Eurofighter Typhoon.
Al Yamamah aportó 215 millones de libras a los beneficios de BAE en el 2004. En pocas palabras, BAE escasamente puede sobrevivir sin las compras de armas por los saudíes. Miles de puestos de trabajo están en juego.
La combinación armas, dinero y petróleo suele ir acompañada por otro término: corrupción. Desde hace tres años, las autoridades anticorrupción del Reino Unido (un organismo público llamado Serious Fraud Office) investiga los pagos ilegales que BAE ha hecho a miembros de la familia real saudí. Las armas son caras, pero lo son aún más si el cliente es la dinastía Al Saud.
En realidad, la historia es algo vieja. Como el acuerdo se firmó entre dos Gobiernos, siempre se sostuvo, en medio de la incredulidad general, que no hubo sobornos. Resultaba obvio que se habían pagado comisiones, pero el Ministerio británico de Defensa mantuvo que no existían pruebas del pago de compensaciones ilegales.
En Arabia Saudí, esas transacciones son habituales (¿de qué si no iban a vivir los príncipes emparentados con los miembros más distinguidos de la familia real?). En Europa, por el contrario, la justicia no ve con tanta benevolencia ese singular modo de vida.
La única manera de no dar lugar a incómodas revelaciones es mantener en secreto los términos económicos de los contratos. Hace un mes, alguien en el Ministerio de Defensa cometió un error y desclasificó unos documentos sobre el primer contrato de 1985 que nadie debería haber visto. The Guardian los publicó, antes de que los originales regresaran a la caja fuerte. Demostraban que el precio de los aviones se infló para dejar sitio a los sobornos:
The MoD [Ministerio de Defensa] documents reveal that the price of each Tornado was inflated by 32%, from £16.3m to £21.5m. It is common in arms deals for the prices of weapons to be raised so that commissions can be skimmed off the top. The £600m involved is the same amount that it was alleged at the time in Arab publications was exacted in secret commissions paid to Saudi royals and their circle of intermediaries in London and Riyadh, as the price of the deal.
El mecanismo era muy sencillo. BAE no cobraba 16 millones por avión, sino 21, y luego se ocupaba de entregar el resto a los receptores designados por sus clientes.
No era la primera revelación sobre los sobornos. Hace dos años, la BBC pudo entrevistar a dos de las personas relacionadas con BAE que tenían como misión facturar los regalos y atenciones que recibían en Londres los saudíes a cuenta de estos contratos.
Uno de ellos se ocupaba de que nada le faltara al príncipe Turki bin Nasser, que une dos características que le convierten en un elemento clave en esta historia: es piloto y general de la Fuerza Aérea, y es el yerno del príncipe Sultán, el ministro de Defensa y príncipe heredero de la corona saudí.
Evidentemente, el árbol genealógico pesa más aquí que el curriculum profesional. En la división del trabajo de la familia real saudí, las ventas de armas caen dentro del negociado de Sultán y son por tanto sus allegados los que tienen derecho a la mayor parte de la tarta.
De ahí que Turki bin Nasser sea dueño de una colección de 200 coches clásicos y de lujo, un jet privado valorado en 20 millones de libras, un yate, una mansión en Beverly Hills y otras casas en Barcelona, Riad, Dharan and Londres. Entre las atenciones con cargo al presupuesto de BAE que recibió la familia de Turki:
-Un Rolls-Royce valorado en 170.000 libras como regalo de cumpleaños para su esposa.
-El alquiler de un avión de carga para enviar a Arabia Saudí sus compras en Londres.
-Un viaje de uno de sus hijos para practicar el esquí con sus amigos en Colorado.
Los pilotos y funcionarios saudíes relacionados con el contrato también tenían derecho a sus pequeños privilegios. Fuera de su país, los saudíes que se lo pueden permitir sufren un inesperado relajamiento de sus costumbres. Los intermediarios de BAE se ocupaban de financiar sus incursiones en los casinos y sus relaciones con prostitutas.
Con tales descuidos, no resulta extraño que la investigación haya progresado, aunque a un ritmo muy lento. Tan lento que la situación sólo había requerido algunos comentarios de los gobernantes saudíes para que Londres supiera que no podían llegar muy lejos.
Hasta que a alguien en la Serious Fraud Office no se le ocurrió otra cosa que ponerse en contacto con los bancos suizos que se han utilizado para canalizar los sobornos más importantes. Un juez de ese país ya ha dictaminado que las entidades financieras están obligadas a facilitar la información.
No hablamos aquí de esos pequeños, aunque caros, regalos gestionados en Londres. Se trata de millones de libras que cambian de manos cada vez que Arabia Saudí realiza los pagos correspondientes por los contratos de Al Yamamah.
La preocupación se convierte en alarma. The Sunday Times publicó este domingo que los saudíes amenazan a Blair con suspender las relaciones diplomáticas entre los dos países si la información que puedan facilitar los bancos suizos implica directamente a miembros de la familia real. El ultimátum incluye poner fin a los contactos sobre Al Qaeda que mantienen los respectivos servicios de inteligencia y, como era de esperar, a la venta de los aviones pactada en agosto.
El semanario cuenta que la investigación pretende probar que BAE se ocupaba de gestionar un fondo de sobornos por valor de 60 millones de libras (89 millones de euros).
Según The Guardian, el Gobierno de Blair ha negado que Riad haya presentado un ultimátum. Sin embargo, el mismo diario confirma que la investigación ha llegado hasta el punto que los saudíes y BAE nunca pensaron que iba a alcanzar.
En estos momentos, los jueces de Ginebra están deliberando sobre una apelación a la primera decisión en favor de la investigación. Si confirman que los bancos de su país están obligados a entregar los números de cuentas, y las identidades de sus poseedores, que reciben los sobornos de BAE, es posible que los Eurofighter Typhoon nunca lleguen a despegar de suelo británico con destino a las bases de Arabia Saudí.
Son los inconvenientes de hacer negocios con Arabia Saudí. Les encantan las armas, compran lo mejor del mercado y no regatean con el precio. Pero tienen tantas bocas que alimentar...
Posted by Iñigo at Noviembre 21, 2006 03:48 PM
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Comments
En serio, aún me pregunto porque este tipo de artículos no sale nunca en nuestra prensa u otros medios.
Gracias.
Posted by: Sir at Noviembre 22, 2006 04:04 AM
Qué buen artículo. Gracias, Sr. Sáenz de Ugarte.
Posted by: Ikke Leonhardt at Noviembre 22, 2006 11:32 AM
No me explico como es posible que los saudíes gasten miles de millones de euros en lujos que no los principales millonarios del mundo se gasten, que compren armas a tutiplen (como los cientos de carros Abramms americanos para su ejército de tierra, que según parece son los más caros del mundo), que sobornen un día si y otro también a un gran número de empresas e instituciones europeas y, a pesar de todos los gastos, les quede dinero para abrir mezquitas radicales por medio mundo y mantener a sus imanes de predicación wahabita. Increíble. A estos, cuando se les acabe el petróleo, no van a saber como volver a las tradiciones tribales.
Posted by: Inquisidor at Noviembre 22, 2006 05:54 PM
el flagelo de la humanidad es la corrupcion. estoy seguro que ninguna nacion en lo absoluto esta protegida contra este mal. creo que los medios de comunicacion han ayudado a profundizarla.
Posted by: jose valdez at Diciembre 9, 2006 11:42 PM