Guerra Eterna

Ellos siguen en "su mundo". Pero así nos va a nosotros.

Vaya portada, buscando la opinión fácil y sin sentido, tratando de manipular al máximo. Apesta la mires por donde la mires. Tanto que se queja Público de las campañas de El Mundo y ahora viene con esto. Pero vamos a ver, ya que estáis con esto ¿porqué no sacáis el menú de Zapatero de la Moncloa? ¿O los sueldos de los diputados del Congreso? ¿O los millones gastados por la Sexta en comprar derechos como los del Mundial de Baloncesto? Menudo nivel habéis demostrado con esta portada.

Y pensar que ese día comí ensaladilla rusa de primero y chuleta de ternera de segundo. Acompañado de un tinto con gaseosa.

Básicamente porque ninguno de ellos se reune con, primordial objetivo, acabar con el hambre en el mundo. Es lo que se dice ser coherente, Inquisidor...

Imagino que en Oxfam comen una rebanadita de pan bimbo con una gotita de aceite, entonces. Esto es tan ridículo como cuando se celebró una cumbre sobre el calentamiento global, y "los de siempre" salieron diciendo que qué escándalo, que si el combustible gastado en los transportes excétera.

No sólo es demagogia, es tomar a los lectores por tontos de baba.

No, tp, demagogia es lo que estáis haciendo vosotros. Es como ese mantra derechista bajo el cual si protestas por el hambre en el mundo, automáticamente aparece el "pues acógelos tú en tu casa".

Si intermon diese comidas con menús 19 platos, otro gallo cantaría. ¿O es que porque protestemos contra el hambre en el mundo, y cómo estos cabrones, que son quienes más pueden hacer, no hacen nada, el resto del planeta tenemos que dejar de comer para solidarizarnos con ellos?

Valiente soplapollez.

Por seguir con la analogía, entonces Marx era un demagogo, porque cargaba contra la clase burguesa siendo el burgués. Se tendría que haber hecho proletario, dejar de escribir (para ello era indispensable su condición acomodada) y ponerse a currar 18horas al día en una fundición a cambio de un mendrugo de pan duro.

Ay que joderse.

Hay que joderse, evidentemente.

Secretario de Intermon-Oxfam es Xavier Pérez Farguell, directivo en varios bancos y del FC Barcelona en tiempos de Gaspart. Me pregunto en qué hoteles se aloja cuando celebra sus reuniones (alguna pensión decente, imagino), qué platos comen (quizás unos jurelitos y un vasito de agua clara), y si tienen aire acondicionado. Si no, ¡qué escándalo! Me acuerdo, también, del "escándalo" cuando la Ministra de Vivienda reformó su despacho (aparentemente, un ministro de vivienda que quiera ser coherente debe trabajar en un portal debajo de unos cartones).

Pensando en eso, me retracto: no debería molestarme que los periódicos tomen por tontos a los lectores cuando los lectores se lo ganan a pulso.

Vale, tp, la perra gorda pa' ti. O haces ostentación de la riqueza y te sobras por los cuatro costados de la mesa (como han hecho los amigos del G8) o voto de pobreza. No conoces el término medio y tu recurso es llamarme tonto -ni siquiera soy lector de Público-.

Pues vale.

Te lo llamas tú solo. No te voy a llevar la contraria, visto la relevancia o la sorpresa que provoca que una reunión del G8 se haga a todo tren en vez de pedir unas pizzas y quedarse en el sofá-cama de un amigo. Al final, lo más importante de lo que llevamos de legislatura es si existe la palabra "miembra" o no, y lo que se recuerda de los escándalos de Marbella es que dicen que uno tenía un cuadro en el cuarto de baño. Centrarse en lo importante, que lo llaman.

Se puede comer bien, incluso de puta madre, sin caer en exageraciones que pueden llegar a ser casi obscenas. Tú pregúntale a María Antonieta si le fue bien en ese plan.

Aclaro: Que no se trata de lo que cada uno coma en su casa, sino de una reunión política, y en política son muy importantes los gestos y cuidar las formas, y más aún deberían preocuparse los políticos de países donde se los elije o no según se lo hayan currado.

No te llamo tonto pero no te voy a decir que no lo eres. Ahora que si lees esto y estás de acuerdo seguramente seas tonto.

Qué nivelaco argumental.

No es casualidad que lo de María Antonieta sea una leyenda apócrifa. Esto no es cuidar las formas, sino ventajismo puro y duro. ¿Que los participantes en una conferencia sobre ahorro energético viajan en coche o avión? Escándalo. ¿Que el ministro de la vivienda tiene casa oficial? Escándalo. ¿Que en una cumbre sobre el racismo no todos los camareros son blancos anglosajones? Escándalo. Y si intentan evitarlo todo, siempre queda acusarlos de hipócritas.

La noticia es, en realidad, que los dirigentes de los países más ricos del mundo comen bien. Qué revelación y qué escándalo. Quién lo hubiera imaginado. Y he oído que si acuden a un espectáculo deportivo, ¡incluso los invitan al palco!

Que los políticos en general son unos jetas de cuidao no sorprende mucho a estas alturas, pero tampoco está de más recordar(se)lo de vez en cuando. Lo del menú quizás sea solo una anécdota, pero es una forma sencilla de señalar los tremendos contrastes entre los que manejan el cotarro y el resto del mundo. Si ni siquiera tienen la sensibilidad para darse cuenta que, en una cumbre que trata sobre el hambre, se meten ocho platos entre pecho y espalda (lo del pre-postre ya me ha matao), ¿qué se puede esperar? Pues lo que ha pasado, que al final todo se queda en bonitas palabras y pocas o ninguna solución. El menú es una metáfora, y es certera y eficaz.

Entre unos macarrones con chorizo y la cena pantagruélica que se han pegado hay un término medio. Sí, no es nada nuevo. Y sí, es necesario recordarlo.

Está muy bien hablar del término medio, pero claro, también se debería aplicar a la portada. Sacar una portada del menú de unos políticos en un periódico de tirada nacional (para argumentar que los políticos pasan del problema del hambre en el mundo) me parece: ridículo, insultante, estúpido y peor que las peores portadas de la razón, especialmente esa de Aznar-Casillas parando el penalti de la huelga. Sinceramente, tras la sucesión de titulares del PP (sin pagar derechos de autor) portadas de este nivel me hacen pensar que hay que los editores o los jefes del diario tratan de llamar la atención como sea aunque redunde en una pérdida de calidad del producto. Todo sea por vender.