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Febrero 23, 2009
El TAU, campeón de la Copa
Puede que estuviera en el pronóstico pero desde luego la actuación ha estado por encima de las mejores expectativas. El TAU ha ganado la Copa al Unicaja por 100-98 en un partido que se recordará durante mucho tiempo. Un partido, además, que se decidió por nada, por una diferencia casi microscópica entre los dos equipos.
El partido tuvo una defensa excepcional (y eso que el tiempo reglamentario acabó con un empate a 87, un resultado nada corto), los árbitros dejaron jugar todo lo que pudieron, los jugadores que tenían que marcar la diferencia tuvieron su momento de gloria y todos se vaciaron hasta extremos que pocas veces se ven en una pista de baloncesto.
Parece imposible que después de tres jornadas de baloncesto dos equipos puedan llegar a tales niveles de exigencia física. Los entrenadores demostraron de sobra por qué no conciben una victoria que no esté basada en una defensa extenuante. En el catecismo de Aito e Ivanovic no se toleran los tiros fáciles ni las bandejas. Si tienen que mover el banquillo constantemente, lo hacen sin consideraciones a las estrellas. Cuando algún jugador se sale del manual, pierde la cabeza o descansa en defensa para estar fino en ataque, se vuelve al banquillo como un cohete. En otros equipos en seguida están poniendo malas caras. En TAU o Unicaja, o en los equipos que dirige Ettore Messina, no hay margen para la discusión. Por eso, están en lo más alto en casi todas las temporadas.
Rakocevic lo descubrió a los tres minutos de comenzar el partido. Lo había iniciado ansioso por anotar y con penetraciones atolondradas en la zona. Resultado: al banco. No fue el único. El TAU descubrió inmediatamente que el Unicaja ni estaba condicionada por las doce derrotas anteriores ante su rival ni se dejaba impresionar por el cartel de su oponente. En el primer cuarto, se cobró seis recuperaciones de balón, una cifra extraordinaria. Defendía las líneas de pase con tal ferocidad que al TAU le costaba armar dos pases seguidos.
El primer cuarto acabó 18-17 para el TAU. El favorito tiró de talento individual porque el mejor juego de equipo era del Unicaja. (Y eso que el director de la revista Gigantes dijo en la tele antes del partido que el TAU era más físico que talento, menudo crack).
El segundo cuarto podría haber servido como un periodo de desgaste o incluso de descanso de cara a minutos más decisivos. No tanto. Algún entrenador dirá que las defensas bajaron un poco el nivel (el parcial fue de 25-27), pero hay tiros, como los de Teletovic, que no se pueden defender. Fue un intercambio de golpes de alta escuela. Los malagueños continuaron defendiendo con la máxima intensidad. Su principal víctima fue Splitter, que anotó ni un solo punto en la primera mitad.
El único punto débil del Unicaja era el lanzamiento de tres en el que tenía porcentajes ridículos. Comenzó con un uno de diez y llegó a estar dos de 17. La pintura era una zona prohibitiva en ambos aros, pero los fallos en los tiros de tres no dejaban opción a Unicaja. Ahí se vio, al igual que en otros instantes en la Copa, que Archibald es capaz de sostener a su equipo durante largos periodo de tiempo. Aito ha conseguido que Archibald dé un salto de calidad. En el Joventut era un jugador muy valioso centrado en tareas de intendencia. Ahora es otra cosa.
En los dos últimos cuartos, parecía que Unicaja estaba cerca de ceder. La apisonadora del TAU, a la que ya comenzaba a unirse Mickael, estaba a punto de triturar al rival. ¿Resistiría éste 35 o 37 minutos? Ésa era la duda cuando una jugada de cinco puntos (triple más dos tiros libres por una falta) desequilibró el marcador. Otro triple de Rako puso un 77-69 que podía ser el comienzo de la victoria.
Quizá en un partido de Liga, sí. No en esta Copa. Con la tensión al límite, y algunos jugadores tremendamente cansados sin poder llegar a tiempo a las acometidas al rival, los árbitros elevaron el nivel de exigencia y no dejaron pasar ni una. Los últimos cinco minutos, menos espectaculares que el resto del partido, fueron una sucesión de tiros libres. Ahí el Unicaja no falló y el TAU tampoco mucho, aunque dos tiros libres fallados por Sergi Vidal dieron aún más energía a los malagueños. Splitter irrumpió en escena y, ahora sí, impuso su ley en la zona. No falló ningún tiro libre, lo que no es su especialidad.
Aito, siempre Aito, alteró las coordenadas de los cambios con una de las suyas. Mantuvo a Gomis constantemente en cancha y dejó en el banquillo a Carlos Cabezas, que quizá no podía seguir este tremendo nivel recién salido de una lesión. Y Gomis, otro jugador hasta ahora enclavado en la clase media de la Liga, no se achantó lo más mínimo ante Prigioni. Falló algunos tiros, sí, pero acertó otros decisivos.
Cualquier rebote o tiro podría haber desequilibrado la Copa. La igualdad era tanta que casi fue un acto de justicia que el partido necesitara de una prórroga.
El TAU se quedó de inmediato sin Splitter y Rakocevic. No importó. Toda la prórroga fue propiedad de Mickael. Forzó la quinta de Jiménez, anotó bajo el aro, luego repitió en un tiro de media distancia con el defensor pegado y finalmente taponó el último tiro de Berni. Todos los demás estaban ya exhaustos. Maltrató al Barça en la final de la pasada temporada y lo ha vuelto a hacer con el Unicaja en esta final. Hay un límite para la resistencia humana que este jugador no conoce.
Fue la sexta Copa del TAU. La sexta en 14 años. No es mala marca.
Posted by Iñigo at Febrero 23, 2009 01:37 AM
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Comments
¡Felicidades y enhorabuen! Gran final. Y ganar así da más gusto.
Posted by: Adrian Vogel at Febrero 24, 2009 11:12 AM