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Marzo 17, 2009
Jatamí renuncia a luchar contra Ahmadineyad
Mohamed Jatamí ha confirmado que no se presentará a las elecciones presidenciales de Irán con la intención de no dividir el voto reformista. Deja el campo libre al ex primer ministro Mir Husein Musavi, una de cuyas principales características es que no es fácilmente clasificable dentro del campo reformista iraní. La retirada es un reconocimiento implícito que los reformistas no están en condiciones de disputarle la presidencia a Ahmadineyad, tanto por su limitado gancho electoral entre las clases populares como por las restricciones del sistema político iraní.
Sólo una confluencia de intereses entre reformistas y conservadores moderados podría hacer frente a Ahmadineyad. El presidente ha tenido relaciones tormentosas con la nomenclatura iraní, en especial con el Parlamento, pero todos coinciden en que sus relaciones con el líder espiritual, el ayatolá Jamenei, nunca han estado cerca de la ruptura.
Con Ahmadineyad siempre ocurre que la retórica está por encima de la realidad. A pesar de sus frecuentes y polémicos discursos sobre el programa nuclear y las relaciones con EEUU, por no hablar de sus arrebatos contra Israel, la responsabilidad sobre esos asuntos recae sobre Jamenei, y ésa es una frontera que el presidente no ha osado cruzar. El líder espiritual le apoya porque nunca va a ir contra la base social del régimen. La democracia tutelada por los clérigos no puede renunciar a los votantes de Ahmadineyad porque en ese caso se quedaría sin ningún apoyo popular.
La candidatura de Musavi tiene la ventaja, para los antiAhmadineyad, de que en principio no sufrirá la hostilidad de Jamenei. Musavi es un hombre del sistema, alejado de la política desde hace 20 años, que ofrece al sistema un estilo de gobierno conservador y alejado de los excesos del actual presidente. Jamenei no iba a ver con buenos ojos una segunda presidencia de Jatamí, al que supondría con intención de cumplir con las promesas que se quedaron en el tintero en su primer mandato. Jatamí tiene una buena imagen en Occidente. No tanto en Irán, donde muchos de sus votantes quedaron bastante decepcionados por la falta de resultados más nítidos en la recuperación de derechos y libertades.
Con el petróleo a 40 dólares el barril, se acabaron las promesas populistas de Ahmadineyad, que ya no podrá ofrecer un aumento de los subsidios (a cambio de un gran aumento de la inflación) para ganar votos entre las clases populares. En ese campo, es probable que Musavi ofrezca un programa económico similar al de su rival, pero eliminando la imagen intransigente y fanática del actual presidente.
Posted by Iñigo at Marzo 17, 2009 11:40 PM
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