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Marzo 08, 2010

Las elecciones de Irak

Después de mucho tiempo, buenas noticias de Irak. No me refiero a los titulares tradicionales en jornadas electorales como las de este domingo --Millions of Iraqis defy bomb and rocket attacks to vote--, sino a la idea de que el Gobierno iraquí ha alcanzado la fuerza suficiente como para no depender de una milicia para acabar con sus enemigos ni de las tropas norteamericanas para imponer la seguridad.

Nir Rosen es uno de los mejores periodistas que ha pasado por Irak, como ya he dicho alguna vez aquí, y de los más críticos con la ocupación de Irak. Su análisis actual es distinto al que aparece en todas las noticias que acompañan a los atentados de las últimas semanas. Después de muchas conversaciones con iraquíes, cree apreciar un cambio en la actitud de la gente hacia su Gobierno y en la capacidad de éste para cumplir sus funciones.

Iraqis on the street are no longer scared of rival militias so much, or of being exterminated and they no longer have as much support for the religious parties. Maliki is still perceived by many to be not very sectarian and not very religious, and more of a "nationalist." Another thing people would notice if they focused on "the street" is that the militias are finished, the Awakening Groups/SOIs are finished, so violence is limited to assassinations with silencers and sticky bombs and the occasional spectacular terrorist attack -- all manageable and not strategically important, even if tragic. Politicians might be talking the sectarian talk but Iraqis have grown very cynical.

La seguridad continúa siendo la mayor preocupación de los iraquíes, pero a niveles inferiores que hace dos años.

Rosen cree que el dominio chií está asegurado. La fuerza de los números no deja lugar a dudas. Maliki se ha convertido en la carta nacional. La efectividad de su Gobierno en los tres últimos años le garantiza su posición. Se aseguró esa identidad cuando negoció desde una posición de fuerza el acuerdo sobre la presencia de las tropas norteamericanas en los últimos meses de la Administración de Bush.

Cuando llegó Obama al poder, la prensa norteamericana no perdió tiempo en preguntarse hasta dónde se atrevería a llegar el nuevo presidente en el proceso de retirada de las tropas. Siempre pensando que cualquier cosa que ocurra en Washington es más importante que lo que pase en el resto del mundo, no sabían que las cartas de la partida ya estaban sobre la mesa. Maliki se aseguró su legitimidad imponiendo unos plazos que, por otro lado, a Obama tampoco le interesaba retrasar.

Rosen afirma que los suníes están neutralizados políticamente. La eliminación de un alto número de candidatos suníes por su supuesta relación con el Baas hubiera provocado en otro tiempo una auténtica conmoción. Ahora no ha sido así. Las antiguas milicias tribales suníes que se aliaron con el Ejército norteamericano para enfrentarse a los grupos yihadistas han ido desapareciendo en los últimos años. Las promesas que recibieron de Washington no se han cumplido, porque el Gobierno de Maliki nunca tuvo la menor intención de respetarlas. A veces, parecía que esas milicias podían volver a tomar las armas contra el Gobierno, y volver a la insurgencia de la que en realidad procedían, pero esa posibilidad nunca llegó a convertirse en una realidad.

El fin del Irak sectario no significa que la reconciliación política entre suníes y chiíes sea un hecho. De entrada, queda sin solucionar la relación de los kurdos con el nuevo Estado iraquí y la cuestión de la ciudad de Kirkuk. A diferencia de las anteriores elecciones legislativas, sí habrá una amplia presencia de partidos suníes que podrán tener un papel relevante en el juego de alianzas que tenga lugar en el Parlamento.

Juan Cole plantea que los socios chiíes que Maliki necesitará para gobernar le exigirán que haga honor a sus credenciales nacionalistas y acelere la retirada norteamericana. Esos socios son el movimiento de Al Sáder y el Consejo Supremo Islámico de Irak. Este último partido ya no tiene como líder a Abd al-Aziz Al Hakim (murió por un cáncer) y su hijo ha defendido una posición más decidida contra EEUU. Maliki no tiene prisa porque los norteamericanos ya son irrelevantes en el juego político iraquí. Los partidos que gobernarán después de estas elecciones tienen que prestar más atención a sus relaciones con Teherán que con Washington.

No es algo que muchos medios de comunicación de EEUU tengan aún muy claro.

Dicen algunas crónicas que no se ha apreciado una pasión en las votaciones parecida a la de 2005. Eso es bueno. Un año después de esos comicios, se desencadenó una brutal guerra civil que provocó una carnicería, incluida la limpieza étnica de una parte de Bagdad. Hay que recordar una idea repetida muchas veces e ignorada otras tantas. Las elecciones no son un remedio milagroso cuyo resultado es siempre un aumento de la democracia. Si no hay un proceso político detrás que las respalde, sólo sirven para aplazar la solución.

Posted by Iñigo at Marzo 8, 2010 01:13 AM

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Comments

Todo esto no estaría tan mal pero resulta que por medio tenemos unos 100.000 civiles muertos (fuente ICB) más las incontables violaciones de los derechos humanos. Nadie pagará por ello, estad tranquilos gobernantes del mundo libre.


Posted by: Marcus at Marzo 9, 2010 08:34 PM