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Julio 07, 2010
La propaganda israelí es penosa (pero eso no tiene la menor importancia)
La propaganda israelí tiene cada vez menos salida en EEUU. No es que eso tenga mucha influencia en la clase política norteamericana ni en los editoriales de The New York Times o The Washington Post, pero cierto nivel de realidad inventada por la que los israelíes son agresores y al mismo tiempo víctimas resulta muy complicada de convertir en un mensaje creíble y coherente. The Israel Project, una de las piezas menores del lobby judío, encargó un estudio a Frank Luntz, habitual autor de encuestas para los republicanos, con la intención de calibrar la efectividad de los mensajes israelíes.
Luntz realizó un 'focus group' y los resultados dejaron en evidencia la escasa credibilidad de las autoridades israelíes y de sus corifeos.
56% of Americans agree with the claim that there is a humanitarian crisis in Gaza;43% of Americans agree with the claim that people in Gaza are starving;
34% of Americans support the Israeli operation against the Flotilla;
20% of Americans “felt support” for Israel following announcement of easing of Gaza closure.
Si de algo han servido años y años de un proceso de paz inexistente es para constatar en EEUU y Europa que el alegato tradicional israelí de que ellos están a favor de la paz y que son los otros los que la impiden es una burla que desafía la realidad. A los Gobiernos israelíes ya sólo les queda decir algo así como '¿a quién crees más?, ¿a Israel o a tus ojos mentirosos?'
Convertir Gaza en una prisión con la supuesta intención de castigar a sus gobernantes ha terminado por dejar sin argumentos a los que piensan que un boicot completo a Israel, como el que sufrió Suráfrica, es una medida contraproducente a largo plazo, porque la única alternativa a la catástrofe actual no pasa por la desaparición de Israel (ni obviamente de los palestinos) sino por un acuerdo que permita la constitución de dos Estados. Castigar a todo un pueblo, incluidos sus empresarios, trabajadores, profesores o artistas, por los pecados de sus gobiernos casi nunca ofrece los resultados apetecidos.
Sin embargo, quizá haya llegado el momento de aplicar esa, digamos, lógica israelí. Mientras Gaza siga condenada a la indigencia, cualquier relación con Israel debería correr el mismo destino. Y no hay manera de castigar al Gobierno israelí sin hacer lo mismo con sus habitantes.
No parece que los gobiernos occidentales vayan a estar muy inclinados en esa idea. Los europeos renunciaron hace tiempo a tener una política exterior propia en relación al conflicto entre Israel y Palestina. Una política exterior no consiste sólo en una serie de principios sino también en una estrategia para ponerlos en práctica. Podemos aceptar que existe lo primero, pero lo segundo brilla por su ausencia. Y en EEUU, a pesar de los últimos roces entre Obama y Netanyahu, es difícil pensar en un camino diferente cuando indirectamente el propio Gobierno norteamericano subvenciona los asentamientos.
Desde hace años, es política oficial del Gobierno de EEUU considerar los asentamientos un obstáculo para cualquier posibilidad de paz. Mientras tanto, ese mismo Gobierno concede exenciones fiscales a las inversiones privadas en esos mismos asentamientos.
A New York Times examination of public records in the United States and Israel identified at least 40 American groups that have collected more than $200 million in tax-deductible gifts for Jewish settlement in the West Bank and East Jerusalem over the last decade. The money goes mostly to schools, synagogues, recreation centers and the like, legitimate expenditures under the tax law. But it has also paid for more legally questionable commodities: housing as well as guard dogs, bulletproof vests, rifle scopes and vehicles to secure outposts deep in occupied areas.
Además, desde luego, de la ayuda militar directa que Israel utiliza de distintas formas para su control de los territorios palestinos.
Por tanto, a pesar de lo que digan encuestas y estudios, el apoyo a Israel se ha convertido en una especie de derecho inalienable de los Gobiernos israelíes. No importa que sus dirigentes carezcan de credibilidad o que sus embajadas sean un motivo de vergüenza. Es como apostar todo tu dinero en el casino con apuestas extravagantes sabiendo que a la salida la casa te devolverá todo tu dinero, incluidas las ganancias aunque no se hayan producido.
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Lo tienen tan fácil que hasta se marcan unos pasos de baile de patrulla en Hebrón.
Posted by Iñigo at Julio 7, 2010 12:57 AM
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