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Septiembre 06, 2010
Nunca sale gratis ir a la cama con Murdoch
Los matrimonios con Rupert Murdoch y sus allegados son para toda la vida, y al final siempre toca pagar algo. Los políticos saben de todas formas que las recompensas no son pequeñas. Lo único malo es que la reputación tiende a resentirse.
David Cameron vuelve el martes de las vacaciones (más la baja de paternidad por el nacimiento de su hija) y se encuentra con que su director de comunicación y uno de sus principales asesores, Andy Coulson, continúa ocupando páginas por su pasado en la prensa tabloide. En su momento, fue un buen fichaje. Había dirigido el dominical sensacionalista News of the World (NotW), tres millones de ejemplares de difusión cada domingo, y se le suponía olfato para captar los sentimientos de la Inglaterra profunda. Y servía para tender lazos con la empresa de Murdoch.
En términos de calidad-precio, no hubo dudas sobre los resultados. The Sun y el NotW apoyaron a Cameron y los tories ganaron las elecciones.
El problema es que Coulson estaba disponible porque había tenido que renunciar a la dirección del dominical por el escándalo de las escuchas de los buzones de los teléfonos móviles de centenares de figuras públicas, que provocó en su momento la detención y condena de un periodista del medio y un detective privado a sueldo del NotW (sí, los tabloides contratan a detectives privados). Scotland Yard había comenzado la investigación tras una denuncia de la Casa Real. Los mensajes dejados en los buzones de los móviles de los príncipes Guillermo y Enrique habían aparecido en el periódico. Coulson tuvo que dimitir en 2007.
Los móviles no eran literalmente pinchados. El detective tenía acceso a los PIN con los que se podía acceder al buzón del móvil cuando el usuario estaba haciendo otra llamada.
La versión oficial es que todo fue culpa de un periodista y un detective. El director no sabía nada, algo difícil de creer en una redacción como la suya, en la que había una presión constante por conseguir exclusivas. Y si había que pagar, se pagaba.
Varios medios de comunicación y diputados sospecharon que el poder de Murdoch estaba detrás del escaso interés de la Policía en investigar esta masiva invasión de privacidad. En los últimos meses, sólo The Guardian había seguido la historia, pero sin tener una prueba contundente que pudiera obligar a la Policía a reanudar las investigaciones.
Dos personas habían ido a las tribunales para denunciar el caso. El NotW pagó en ambos casos altas indemnizaciones para que la demanda no llegara a juicio. Hasta 700.000 libras en el caso de Graham Taylor, director de la asociación de jugadores.
Ahora, nuevas revelaciones publicadas la semana pasada por The New York Times indican que el escándalo no se trataba de un caso aislado y que Coulson tuvo una intervención directa en las escuchas. Scotland Yard ha dicho que está estudiando reabrir el caso a la luz de la información del Times. No puede negarse a ello desde que en el artículo apareció un antiguo redactor del periódico, Sean Hoare, afirmando que Coulson había promovido los pinchazos telefónicos. Otros periodistas, pero de forma anónima, confirmaron esta acusación. “He estado en decenas, si no centenares, de reuniones con Andy” en las que se habló del tema, dijo al Times uno de ellos.
El ‘News of the World’ sostiene que no hay nada nuevo en las últimas revelaciones. Resta toda credibilidad a Sean Hoare, porque fue despedido a causas de sus problemas con la bebida y las drogas. Además, relaciona la información del NYT con las batallas empresariales de la prensa de EEUU. The Wall Street Journal, también de la empresa de Murdoch, ha sacado una edición local en Nueva York.
Según Michael Wolff, el NYT está utilizando con la prensa de Murdoch la misma táctica que ésta aplica a sus enemigos. Llamémosle defensa presionante en toda la cancha. Cada uno ataca en el flanco vulnerable del otro. El del NYT es su posición antes dominante en el mercado periodístico de Nueva York. El de Murdoch es el estilo carroñero de la prensa sensacionalista.
La ministra de Interior ha tenido que comparecer en el Parlamento para explicar qué va a hacer Scotland Yard ante estas acusaciones. Theresa May se ha limitado a decir que el Gobierno no interferirá en la investigación policial y recordó a la oposición que en la anterior legislatura los laboristas no mostraron tanta alarma.
Pero desde entonces, varios ex ministros han hecho saber que creen que sus móviles fueron pinchados sin que la Policía se tomara demasiadas molestias en indagarlo. El ex viceprimer ministro John Prescott afirma que su nombre aparecía en unas facturas en poder del detective detenido, mientras que la Policía alega que eso no demuestra nada. “Sé que [el buzón de] mi teléfono fue pinchado 26 veces en mayo de 2007 porque la Policía me lo contó”, ha dicho la ex ministra Tessa Jowell. “Pero me dijeron que no hiciera nada excepto aumentar la seguridad de mis llamadas”.
Los laboristas han descubierto que en este local se juega. Incluso así, Cameron no puede descartar todo esto como trucos de la oposición o batallas entre grupos empresariales. Al final, hará cuentas y tendrá que calcular a cuánto le sale el kilo de Coulson. Los jefes de Gobierno siempre terminan pensando que saben más de comunicación que sus asesores. Si les suponen algún desgaste extra, deciden que esa carga no merece la pena.
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Al aparecer la historia en el NYT, la BBC no le dedicó mucho espacio. Eso provocó algunas protestas. Hoy ha ido a tope con el tema en todos sus informativos (cobertura facilitada por el debate producido en la Cámara de los Comunes) y los que se quejan ahora son los conservadores.
Posted by Iñigo at Septiembre 6, 2010 08:44 PM
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