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Octubre 19, 2010

Portaaviones contra terroristas

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Portaaviones sin aviones. Ese sí que es un concepto original de la defensa nacional.

El Gobierno británico ha anunciado un recorte del 8% en el gasto militar. Es un descenso relevante, aunque inferior al que se va a producir en otros ministerios.

Un día después de que se hiciera pública la revisión estratégica de la defensa, que colocaba a la amenaza terrorista en los primeros puestos de las prioridades, hoy tocaba hablar de armas nucleares y portaaviones. La relación entre ambos conceptos no parece muy clara. Pero aquí contaban sobre todo aspectos económicos. Los gobiernos no pierden oportunidad de describir las nuevas amenazas que nos llevarán a la tumba, pero luego toman decisiones que no están a la altura de esa retórica.

Los dos portaaviones en construcción se terminarán. Cuesta más cancelar los contratos que dejar que se cumplan. En total, no menos de 5.000 millones de libras. Más importantes son los miles de puestos de trabajo en los astilleros de Glasgow y Portsmouth. Los actuales están en los últimos años de su vida útil. Lo curioso es que cuando se acabe el primer portaaviones no llevará ningún avión en su cubierta. Se habilitará como base de helicópteros.

Cuando tres años después esté terminado el segundo, Gran Bretaña intentará vender el primero. ¿Pasará con los portaaviones como con los coches, que se devalúan de forma instantánea una vez que salen del concesionario? De todas formas, no sería difícil que lo vendan a algún país de Oriente Medio o del sureste de Asia que aún quiera invertir en ese símbolo del poder imperial del siglo XX.

Adiós a los sueños imperiales de Gran Bretaña. El otro bastión de una política exterior y defensa basada en las ideas del siglo pasado (las armas nucleares) se mantiene en un cierto limbo. El ministro de Defensa había dicho que la modernización del programa nuclear Trident sólo podía retrasarse unos meses. Otra vez cuenta el dinero. Hasta la próxima legislatura no se tomará una decisión. Sencillamente, supone una inversión que el país no puede permitirse ahora.

La primera consecuencia de los recortes en las tres ramas de las Fuerzas Armadas es que el país no podrá acometer esfuerzos bélicos similares a los emprendidos en Irak y Afganistán. El número máximo de soldados que podrá enviar al exterior será de 30.000, dos terceras partes de los que participaron en la invasión de Irak. La fuerza de intervención rápida será inferior a los soldados que ahora hay en Afganistán.

Pobre Blair. Se acabó la era de las invasiones. No queda otra que gestionar el declive del papel de Gran Bretaña con un poco de dignidad.

Posted by Iñigo at Octubre 19, 2010 10:21 PM

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Comments

Jijiji... al Leopardo Inglés le cortaron las uñas y le gastaron los colmillos.

No puedo decir que me de pena, la verdad.

Posted by: Pancho at Octubre 20, 2010 10:41 PM