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Diciembre 04, 2010

La tontería del fin de la diplomacia

La mordaza

No pasa un día sin que algún notorio representante de la derecha lunática norteamericana pida el asesinato de Assange. El último es un columnista de The Washington Times, un periódico en el que por lo demás ganas puntos si tienes las facultades mentales perturbadas.

La revista Time se ha desmarcado de esta tendencia homicida y en su artículo de portada intenta analizar el problema que supone Wikileaks para EEUU desde una perspectiva más amplia. Eso incluye la extensión del secreto en la política exterior hasta niveles que no tienen nada que envidiar a la Guerra Fría.

It was one thing — and a commendable one, within limits — to make it easier to share information. But that development coincided with another one: the generation of more secrets than ever. In 1995, Bill Clinton issued Executive Order 12958, which gave just 20 officials, including the President, the power to classify documents as top secret, meaning their disclosure would likely "cause exceptionally grave damage to the national security" of the U.S.

But sneakily, the order also allowed those 20 selected officials to delegate their authority to 1,336 others. Nor was that all: according to a 1997 bipartisan congressional report of a committee chaired by the scourge of government secrecy, Senator Daniel Patrick Moynihan, such "derivative" classification authority was eventually handed to some 2 million government officials and a million industry contractors.

La misma portada tiene lecturas interesantes. La imagen de la mordaza con la bandera norteamericana no es la que esperará encontrar en el kiosco el partido de la guerra, ese que sostiene que no hay problema complejo de política exterior que no se pueda solucionar con un cazabombardero, o ahora con un avión no tripulado.

La misma Hillary Clinton, después de una gira por Asia central y el Golfo Pérsico, ha adoptado una postura más realista. La filtración no va a suponer el final de la diplomacia ni que los demás países se nieguen a mantener contactos con Washington. Es una tontería mayúscula de la que se ha hablado bastante en los últimos días.

Es cierto que Wikileaks plantea un gran desafío para EEUU. Lo es aún más que, como en otros asuntos de su política exterior, la primera medida es no dispararse en el pie y no dejar que un simple soldado tenga acceso a decenas de miles de informes diplomáticos.

Hace unos días, el jefe del Pentágono, Robert Gates, dio el ejemplo más claro de sentido común, muy ausente en muchas de las reacciones producidas en EEUU.

The fact is, governments deal with the United States because it’s in their interest, not because they like us, not because they trust us, and not because they believe we can keep secrets. Many governments — some governments — deal with us because they fear us, some because they respect us, most because they need us. We are still essentially, as has been said before, the indispensable nation.

“So other nations will continue to deal with us. They will continue to work with us. We will continue to share sensitive information with one another.

No van a cerrar la tienda y esconderse en un agujero. No se lo pueden permitir.

Posted by Iñigo at Diciembre 4, 2010 08:26 PM

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