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Enero 18, 2011

El fin del laborismo israelí

La política israelí se está convirtiendo en algo previsible. Cuando se formó el Gobierno de coalición que dirige Netanyahu, estaba bastante claro que el ministro de Defensa, Ehud Barak, iba a aguantar lo que fuera necesario para continuar en el poder, y que su partido, el laborista, no iba a tardar mucho en buscar la puerta de salida. Sólo tenía que asumir que la intención de Netanyahu de hacer avanzar las negociaciones con los palestinos era puro humo.

Barak ha dado el paso decisivo y ha abandonado el partido del que era líder. Esto no ocurre con mucha frecuencia, aunque hay que reconocer que es lo mismo que hizo Ariel Sharon cuando dejo el Likud para fundar Kadima. La diferencia es obvia. Sharon rompió con el partido que era su hogar natural porque sabía que la mayoría de sus dirigentes --no los votantes-- no iba a aceptar emprender el camino que para él era imprescindible. Por el contrario, lo único que quiere Barak es continuar en el Gobierno. Es mejor crear la crisis antes que sean otros los que te la echen encima.

Cuatro diputados acompañan a Barak en la fundación de un nuevo partido, que se llama Atzmaut (Independencia). Es de suponer que los otros ocho diputados laboristas pasarán a la oposición. No hay que descartar que algunos de ellos reciban ofertas en los próximos meses, u horas, para hacer el camino de vuelta.

Netanyahu mantiene una mayoría, no tan cómoda como antes, en el Parlamento. En cualquier caso, 66 diputados sobre 120 le dan margen suficiente para seguir gobernando.

La división representa el fin de los laboristas como fuerza relevante en Israel. El partido que desde su versión anterior prácticamente monopolizó el panorama político del país desde la independencia hasta finales de los años 70 se ha ido descomponiendo hasta quedar reducido a la nada ideológica. Murió con Rabin y luego tuvo dos prórrogas indecisas con Peres y Barak. Hace diez años que transita como un moribundo por el Parlamento, alimentado sólo por la ambición de sus líderes y por la emoción sagrada que generan sus siglas en los votantes, algo envejecidos ya, de la costa del país.

Barak ya no tenía ni siquiera que disimular. Se compró el año pasado un piso por dos millones de euros y puso a la venta otro aún más caro por el que pedía seis millones. Como ha podido reunir tal patrimonio con su salario de político, es un misterio bastante obvio.

La evolución de la sociedad y la cobardía de los dirigentes laboristas han dado el tiro de gracia a la izquierda israelí. Ya no queda nada. Como mucho, una parte de su mentalidad permanece en Kadima, un partido centrista tan adepto a las soluciones de guerra como lo pueda ser el Likud. No es extraño. Cuando un partido llega al poder, busca una guerra o una gran ofensiva militar para legitimarse. Lo de los votos es sólo un requisito previo, pero no suficiente, para gobernar.

Posted by Iñigo at Enero 18, 2011 12:34 AM

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Comments

Es un poco aventurado decir que parte de la mentalidad de la izquierda israelí está en Kadima...

yo creo que más bien está en la celda de Jonathan Pollack, encarcelado por manifestarse contra el bombardeo de Gaza o en las organizaciones como Breaking the silence o Gisha o en Seik Jarrah o en Bil´in, manifestandose con los palestinos contra la ocupación....

que sean 2000 ni significa que no sean la izquierda. La ñunica izquierda que queda en israel, extraparlamentaria y perseguida...

Posted by: alberto at Enero 18, 2011 09:32 AM

La palabra "Izquierda" en Israel no tiene el mismo significado que Uds. le otorgan en Europa.
La Social democracia Israeli, en el sentido de la preocupacion por los intereses de las clases sociales mas pobres, esta en los partidos religiosos, o incluso en las bases populares del partido Likud.
El partido "laborista" hace muchos anios que no representa los intereses de los obreros.
La CGT (Histadrut) representa los intereses de los trabajadores capacitados y que reciben buenos sueldos.

Posted by: zamir shimshon at Enero 18, 2011 03:56 PM

Lo que dice aquí el señor Shimshon es lo que siempre me sorprendió de la política israelí: que las élites, políticas, sociales y culturales del país eran, al menos nominalmente, socialistas. Que luego, en la práctica fueran otra cosa, tampoco es de extrañar.

El fin del laborismo representa, efectivamente, la muerte del sionismo laico herzliano, del "labour sionismo, que fue el motor que convirtió un panfleto de un periodista vienés en un Estado soberano.

Muy bien. Está visto que cada vez más israelíes están decididos que para derrotar a sus enemigos hay que convertirse en ellos, echando a perder el único hecho diferencial que tenía Israel en la región. Si me preguntan de quién es la culpa, se la echaría a las dos erres: a los rusos y a los rabinos.

Posted by: CardinalXiminez at Enero 18, 2011 09:05 PM

Sr CardinalXiminez: No solo "Socialistas" sino "Socialistas Revolucionarios" y parte de ellos "marxistas".
Pero quien es honrado intelectualmente puede todavia notar, en la sociedad Israeli, restos de aquellas ideologias, a pesar del desarrollo capitalista acelerado que ha tenido el Pais durante sus 62 anios, y especialmente desde 1973.
Atte. Shimshon Zamir.

Posted by: zamir shimshon at Enero 19, 2011 07:30 AM

@CardinalXimine: Eso ocurre también en España, que el socialismo lo es sólo de nombre.

Posted by: ignorante at Enero 19, 2011 12:19 PM