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Noviembre 18, 2011

¿Quién tiene derecho a estar en el euro?

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Este gráfico de Reuters demuestra que la prima de riesgo ya gozaba de bastante buena salud en los años 90. Viene a simbolizar el mensaje que se ha escuchado en Alemania en los últimos meses: ¿qué hacían estos países del sur de Europa en el euro? Cuando nació la moneda única, esa idea estaba ya muy presente, pero no gozó en los países del norte de mucho apoyo político. El euro era el último paso de la construcción europea y por tanto no podía haber discriminaciones. Todos los que cumplieran una serie de requisitos podían y debían estar.

Reuters emplea estos datos para afirmar que siempre ha habido un núcleo duro del euro. En la primera mitad de la década de los 90, España, Italia y Portugal pagaban un diferencial de entre 400 y 600 puntos sobre la deuda alemana. Entre 1995 y 1997, la diferencia se redujo de forma evidente hasta que en la segunda mitad de 1997 se produjo la convergencia, con lo que la introducción posterior del euro no se vio alterada por el asunto de la deuda soberana. Pero la realidad anterior adelantaba los problemas que se iban a producir en un contexto económico muy diferente.

Tampoco se puede negar la evidencia. En la introducción de la eurozona, intervinieron también factores políticos. ¿Cómo dejar fuera a Italia, uno de los miembros originales de la UE? Leí hace poco que Prodi propuso a Aznar un pacto por el que ambos países no entrarían inicialmente en el euro, harían sus deberes y darían el paso juntos un tiempo después. Aznar se negó y eso obligó a Italia a trucar sus números tomar las medidas necesarias para entrar por la puerta grande con los demás.

El artículo de Reuters no dice (siempre se olvidan estas cosas) que las componendas políticas por encima de las consideraciones económicas no son monopolio de los países mediterráneos. Alemania incumplió en reiteradas ocasiones el Pacto de Estabilidad, y nadie osó decir a los alemanes que estaban haciendo trampa.

Pero si nos ponemos en plan alemán y llegamos a la conclusión de que ciertos países no daban la talla para entrar en la eurozona y que sólo un largo periodo de prosperidad alentado por la burbuja del dinero fácil de los créditos que llegaban de bancos alemanes y franceses permitió emboscar esa realidad, las conclusiones serían francamente molestas para los dos principales partidos españoles. Aznar nos metió en una eurozona en la que iba a resultar imposible coordinar las necesidades fiscales y de competividad de nuestra economía con las del gigante alemán. No cabe centrar la crítica en el PP porque el PSOE y muchas otras fuerzas políticas estaban en la misma línea.

O, como dijo Krugman con la delicadeza que le caracteriza.

Resulta que lo que ha pasado es que, al adoptar el euro, España e Italia se han rebajado en la práctica a la categoría de países tercermundistas que tienen que solicitar préstamos en monedas de otros, con toda la pérdida de flexibilidad que ello conlleva.

El euro y su vigilante prusiano (el BCE) fueron creados bajo criterios 'alemanes' y ahora se está viendo que si no hay un cambio en esos fundamentos, en especial respecto al papel del BCE, el traje terminará por saltar por los aires.
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Mientras tanto, en un universo paralelo, esto es lo que le decía Cristóbal Montoro a Victoria Prego, de El Mundo:

Que nosotros ganemos le conviene a Alemania, a Europa y a los mercados. Ese solo hecho ya les da tranquilidad. A los otros (el PSOE) tuvieron que forzarles a tomar medidas. A nosotros no tienen que empujarnos a nada, porque saben que tenemos claro lo que hay que hacer y que vamos a hacerlo.

Aunque por otro lado Cospedal dice:

"Rajoy no se va a resignar a que España esté en la segunda velocidad de Europa. Él va a cumplir con los compromisos, pero no está dispuesto a recibir órdenes de nadie".

El aludido ya empieza a dar los primeros síntomas de optimismo zapateriano: "Probablemente creceremos más que el 0,8%" (en 2012). Y aún no ha entrado en La Moncloa. También ha dicho que "quien gane las elecciones tiene derecho a un mínimo margen, que debe ser más de media hora".

Desde luego. Lo malo es que el Financial Times ha titulado por ahí la crónica: Rajoy begs for ‘more than half an hour’. Mal asunto empezar a suplicar.

“This has just been a dreadful week for Spain,” said Nicholas Spiro, head of Spiro Sovereign Strategy, a London-based sovereign risk consultant. “But ultimately this is all about eurozone contagion. There’s very little that Mr Monti or Mr Rajoy can do in terms of turning sentiment around.”

Éste no sabe que Montoro está convencido de que cuando Rajoy llegue a Moncloa los mercados se van a matar por comprar deuda española. Puede haber hasta disturbios a causa de la pasión desbordada que va a estallar.

Posted by Iñigo at Noviembre 18, 2011 06:58 PM

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Comments

La última frase no sabes lo que tranquiliza. Me tranquiliza a mi y, sobre todo, tranquiliza a "los mercados".

Posted by: Mad-Media at Noviembre 19, 2011 07:18 AM

Los del PP están relativamente tranquilos, porque pase lo que pase, siempre pueden recurrir al comodín de "la herencia recibida" para hacer y deshacer como deseen sin que parezca que Europa les dá ordenes. Ah, y cuando se les ponga encima de la mesa el debate territorial vasco (otro de los asuntos cruciales de esta legislatura) siempre podrán decir que es por culpa del PSOE por "dejar que ETA vuelva a las instituciones".

Posted by: Ale at Noviembre 19, 2011 11:39 AM