En dos párrafos, Wolfgang Münchau, columnista del FT, explica los tres grandes errores de la campaña del sí en Grecia y de sus poderosos aliados extranjeros. En primer lugar, el agrio nivel de las amenazas que llegaban de fuera. El segundo, el argumento imposible de que la austeridad puede sacar del agujero a una economía hundida.
En el tercer error, Münchau deja patente el poco respeto que le merecen los actuales gobernantes europeos.
«El tercer error monumental fue la arrogancia. Los partidarios del sí pensaban que lo tenían hecho. Como los laboristas británicos antes de las últimas elecciones, se habían fiado de las encuestas, que resultaron estar absolutamente equivocadas. Lo que creo que es más inaudito es el argumento de que Grexit supondría una catástrofe económica, como si la catástrofe no hubiera ocurrido ya. Si llevas cinco años en paro y no tienes posibilidades de encontrar un empleo, no supone ninguna diferencia para ti si el dinero que no tienes están denominado en euros o dracmas.
El desprecio por la democracia y el analfabetismo político no son sólo errores tácticos. Esas dos cualidades forman la última plataforma ideológica que resta en el proyecto europeo. Grecia nos recuerda que la unión monetaria europea, tal y como se ha construido, es básicamente insostenible. Eso significa que necesita un cambio o que en algún momento desaparecerá.»
Por las primeras reacciones producidas este lunes, esos gobernantes están decididos a confirmar la hipótesis de Münchau.