El asalto a la embajada británica en Teherán ha concluido aparentemente sin heridos y con el personal diplomático y administrativo a salvo, según un comunicado de William Hague. El Ministerio iraní de Exteriores ha pedido disculpas, pero la complicidad de las fuerzas de seguridad parece bastante clara. La manifestación estaba anunciada, con lo que la Policía no puede decir que le pillara por sorpresa. No se enviaron antidisturbios a proteger la legación, y en un primer momento, los policías permitieron que los asaltantes saltaran la verja. Sólo después, cuando algunos comenzaban a salir, cambió algo de actitud.
Hague ha dicho que habrá consecuencias por esta acción. Mañana anunciará las medidas en una comparecencia en el Parlamento.
El incidente, que es una violación de la Convención de Viena sobre la integridad de las reprentaciones diplomáticas, es un capítulo más de la guerra no declarada que enfrenta a Irán con EEUU y el Reino Unido. Hace tiempo que el intento de impedir el progreso del prograna nuclear iraní y la futura fabricación de armas nucleares ha pasado de las protestas y sanciones a las acciones violentas.
El motivo de la manifestación era recordar el asesinato hace un año del científico nuclear Majid Shahriari. Teherán no sabe quién está detrás de este y otros atentados similares, el Mossad, la CIA, el MI6 o grupos armados opuestos al régimen financiados por Occidente. Los incidentes continúan. Hace dos semanas, se produjo una fortísima explosión en una base militar a 45 kilómetros de Teherán. Murieron 17 miembros de los Guardianes de la Revolución, entre ellos el general Hassan Moghadam, considerado el principal responsable del programa iraní de misiles.
La versión oficial es que se trató de un accidente durante el transporte de municiones. Qué hacía un general tan cerca de una actividad tan poco importante es algo que no se llegó a explicar. Quizá sea verdad o quizá el régimen no quiso dar imagen de vulnerabilidad ante sus enemigos. Nadie puede impedir el asesinato de un científico nuclear, pero aceptar que una instalación militar de gran importancia puede ser atacada de esta manera revela que la organización militar más poderosa del país no es omnipotente.
Ayer se produjo otra explosión en Isfahan, donde se encuentran varios centros de investigación nuclear. Se escuchó por toda la ciudad. Por lo que sé, no se ha dado hasta ahora una explicación convincente de su origen.