Volnovakha es el lugar en el que un ataque contra un autobús mató a doce civiles en la provincia de Donesk, Ucrania, el 13 de enero cerca de un control. El Gobierno ucraniano acusó a las milicias prorrusas de atacar el control con cohetes Grad e impactar, probablemente sin pretenderlo, en el autobús. Sus enemigos utilizaron un argumento ya empleado antes: se trataba de un ataque ucraniano para que pareciera que había sido cometido por los prorrusos. Una misión de la OSCE llegó a la conclusión de que el ataque procedía del norte o nordeste, zonas controladas por las milicias. Todo eso durante la aplicación de un supuesto alto el fuego que ambos bandos habían violado en innumerables ocasiones.
1,000s marched in Kiev today w/political leadership seizing on #JeSuisVolnovaha as major rallying cry #МаршМиру pic.twitter.com/e9y7j2qSVc
— Ian Bateson (@ianbateson) enero 18, 2015
El Gobierno de Kiev y el presidente Poroshenko convocaron una concentración que quiso engancharse al espíritu de rechazo a la matanza de París con el lema «Je suis Volnovakha». No era muy original, pero los gobiernos raramente lo son en cuestiones propagandísticas. En una guerra civil, cada bando tiene un gran interés en definir al adversario como la encarnación del terror. Todo lo que no sea la victoria total está descartado.
La respuesta de Kiev se ha aplicado sobre Donetsk, ciudad que controlan los rebeldes. El objetivo principal es el aeropuerto en el que ambas fuerzas controlan posiciones y se disparan desde mayo. Los rebeldes han llegado a decir que controlan todas sus instalaciones, lo que Kiev niega. Al ser ya poco más que un montón de ruinas, es difícil tener claro su valor estratégico, pero eso ya no importa mucho. Es el trofeo que ambos aspiran a conseguir.
Las imágenes de un (extraordinariamente valiente o loco, según se mire) reportero de un canal ruso dejan pocas dudas sobre el nivel de los combates. Allí nadie ahorra munición. Hay que fijarse sobre todo a partir del minuto 5.50.
¿Qué queda del aeropuerto? Unas imágenes tomadas por un drone por un grupo ucraniano que recauda fondos para su Ejército ofrecen una buena panorámica.
Los numerosos cráteres en una zona en su mayor parte controlada por rebeldes demuestran que una vez más el Ejército ucraniano no cuenta con medios o soldados suficientes para un ataque, y que se limitó durante mucho tiempo a barrer la zona con fuego de artillería notoriamente impreciso.
Los ataques han llegado a la ciudad de Donetsk, donde este lunes un hospital ha sido atacado. Un médico y cinco pacientes han resultado heridos. Una universidad también ha sufrido el impacto de la artillería ucraniana, que quizá apuntaba a un edificio cercano, el Ministerio de Seguridad de las milicias.
Shell struck hospital in central Donetsk around noon. Luckily, nobody seems to have been injured. pic.twitter.com/VNMzt15r1r
— Ole Solvang (@OleSolvang) enero 19, 2015
Según Amnistía Internacional, ambos bandos están bien disparando desde zonas civiles o respondiendo al fuego contra esas mismas zonas. La población vive escondida en sótanos sin agua o luz y con poca comida. Casas de los suburbios de Donetsk han sido también atacadas por la artillería.
Artillery shell killed 3 civilians in Oleksandrivka, just south of Donetsk, yday. pic.twitter.com/JfDEGwzXp8
— Ole Solvang (@OleSolvang) enero 17, 2015
Ha habido también comunicados de la Unión Europea y del Gobierno ruso, tan irrelevantes como todos los anteriores. Los rebeldes prorrusos no podrían haber seguido combatiendo durante tantos meses sin la ayuda material de Moscú. El Gobierno ucraniano está prácticamente en bancarrota y no podría sobrevivir sin la asistencia de la UE y del FMI. Aparentemente, eso no da capacidad de presión suficiente para imponer una tregua efectiva y una solución política negociada. O no hay ideas para poner fin a la guerra de Ucrania o no hay voluntad.