La periodista Jenan Moussa, del canal Al Aan, de Dubai, ha hablado con dos refugiados sirios que pasaron a Italia en un barco. Uno de ellos partió desde el puerto egipcio de Alejandría y su destino era Italia. El otro, desde Turquía.
En las imágenes tomadas por ellos y que luego facilitaron a la periodista, se comprueba cómo duermen apilados en la bodega de un buque, separados por poco más que unos centímetros. Prácticamente, cada trozo de ese espacio, por estrecho que sea, es ocupado por una persona.
Durante el día, muchos suben a la cubierta, algunos con chalecos salvavidas, mientras el barco surca un mar embravecido.
No parece aventurado pensar que en caso de naufragio, pocos de esos centenares de refugiados tendrán posibilidades de sobrevivir. En las imágenes se ve sobre todo hombres, pero hoy mismo han llegado a Italia casi mil refugiados rescatados, la mayoría de Oriente Medio, y entre ellos hay niños, ancianos y mujeres.
Casi todos los ocupantes de los barcos eran refugiados sirios que huían de la guerra civil. Jenan Moussa cuenta que los sirios los llaman «los barcos de la muerte», pero es su única opción si quieren llegar a Europa.
¿Quién organiza estos viajes? Moussa, que ha hablado con decenas de sirios que han hecho el viaje, explica que son grupos mafiosos en Egipto y Turquía que aprovechan la oportunidad para hacer negocio. En Libia, son grupos como estos y también las milicias locales que operan con impunidad al haber desaparecido el Gobierno. La mayoría de los sirios son suníes, pero también hay muchos cristianos, kurdos y alauitas.
Que estén desesperados para asumir ese riesgo no quiere decir que no tengan dinero. El viaje de varios días es muy caro. No son los más pobres los que deciden dar el salto, dice Moussa, esos están condenados a quedarse en Siria o los países limítrofes, en especial, Líbano. Los que viajan a Europa son los que han empeñado sus ahorros o han vendido antes la casa, el coche o la tierra para reunir el capital necesario.
El viaje desde Turquía a Italia puede costar al menos unos 6.000 dólares, han contado esos refugiados a Moussa. Desde Egipto, entre 2.500 y 3.000. Desde Libia, entre 1.000 y 1.500.
Si llegan a Italia o Grecia, su objetivo no es quedarse así. Ahí comenzará otra etapa porque intentarán trasladarse a otros países (Alemania, Suecia, Holanda o Dinamarca), donde creen que será más fácil encontrar un empleo. Suecia cuenta con varios miles de refugiados sirios.
Los traficantes no suelen ir en el barco. Puede que estén cerca en una segunda embarcación. A veces recogen al capitán y la tripulación, cuando abandonan el buque para dejarlo a su suerte cerca de la costa italiana.
I recently met Syrian who took boat from Turkey to #Italy. He made pics with cell phone. This is how it looks like pic.twitter.com/WkjNMoq5NZ
— Jenan Moussa (@jenanmoussa) April 20, 2015