Sé que todos debemos entender que este Gobierno puede empezar el lunes de una manera y acabar el viernes de otra, que cualquier cosa es posible en los viernes de pasión y que se ha consolidado la idea de que se maneja con un alto grado de improvisación.
Vale, hasta ahí llegamos todos.
Ahora tenemos un paso más en esta demolición de la imagen del Gobierno. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría no asistirá a la reunión del viernes del Consejo de Ministros ni por tanto hará después de portavoz en la rueda de prensa porque seguirá en Washington para participar en la reunión del Club Bilderberg.
Esos mismos, los templarios-iluminati-masones del siglo XX, la Spectra de la modernidad, los gobernantes en la sombra del mundo, los pérfidos rosacruces que, según los conspiranoicos en especial esquina izquierda, controlan el destino del planeta y ponen al frente de los países a sus marionetas.
En un momento en que el país parece al borde de la intervención y por tanto de la mayor pérdida de soberanía desde la vuelta de la democracia, me parece ridículo que el Gobierno se preste a participar en este cónclave que no es otra cosa que un Davos con reglas de confidencialidad más estrictas. Este Gobierno, como el anterior, se encuentra en la tesitura de aprobar decisiones impuestas por Berlín, Frankfurt o Bruselas, y por tanto con problemas para convencer a los españoles de que goza de la autonomía necesaria para poner en práctica las decisiones que más convienen a los ciudadanos.
No necesita realmente dar pábulo a chistes, rumores o interpretaciones alocadas. No puede dar la imagen de que la inexperta Santamaría viaja a Washington a recibir órdenes.
Para eso ya están las reuniones con Merkel.
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Lista de participantes de la reunión del Club Bilderberg de 2012.
Lo del Club Bilderberg es un cachondeo. Un invento de Bernardo de Holanda, Príncipe Consorte de los Países Bajos, al que le gustaba más un tráfico de influencias que a un tonto una peonza (su implicación en el escándalo de la Lockheed en 1977 acabó con su carrera y con la abdicación de su señora tres años más tarde) y que se inventó lo del club para poder juntarse a conspirar y darse aires y eso. Me lo imagino como una feria de muestras pero a lo pedante; verlo como el último círculo mágico del Rey de los Druidas es un poco de gente con demasiada imaginación.
Sorayita y Cebrián. Sólo con esos dos, menudo club de órdago. Y esta panda que se cree los templarios son los que rigen el mundo (bueno, unos pocos, los demás obedecen).
No me extraña que estemos así de jodidos.
La credibilidad sobre las teorias alrededor del Club Bilderberg se viene abajo simplemente con mencionar estas palabras: La Reina Sofia ha sido invitada otras veces.
Si son tan secretos y conspiradores, no sé qué hacen poniendo la lista de invitados en una página web… Como diría uno que conozco, vaya mierda de conspiración… 🙂
El mejor truco que el Diablo inventó fue convencer al mundo de que no existía…
Como sabes, al club ese no invitan a gobiernos, si no a personas. Si creen que Soraya es un valor en alza dentro del panorama político europeo es normal que la inviten, es lo habitual. Que vaya o no debería de ser cosa suya y de sus allegados, no del gobierno.
Total, para hacer el ridículo en un sitio más…
Sencillamente, esta es tonta. Y no lo saben en su casa.
En la lista falta el fumador…